El Ermitage repatria a Rusia 'La danza', de Matisse, por temor a que sea confiscada
Una juez italiana ha admitido el recurso de los herederos del dueño original de la obra
El director del Museo del Ermitage ordenó ayer precipitadamente la repatriación a San Petersburgo de La danza, obra capital de la pintura moderna, debida a Henri Matisse, bloqueando su traslado a Milán, donde iba a ser exhibida en la Pinacoteca de Brera tras haber permanecido seis meses en un museo de Roma. La orden del director de la pinacoteca rusa, Mijaíl Piotrovskij, obedece al temor de que la justicia italiana, que ha acogido una demanda presentada por los herederos del propietario de la tela contra el Estado ruso, pudiera decidir su inmediato secuestro.
A las cinco de la tarde de ayer, hora española, aterrizaba en San Pertersburgo, procedente de Roma, un jumbo italiano con un primer grupo de lienzos del Ermitage, entre ellos La danza, parte del centenar de obras maestras de la pintura moderna que se han exhibido hasta el pasado domingo en el museo de las antiguas Caballerizas del Quirinal. Los admiradores milaneses de Matisse que esperaban poder contemplar La danza quedaron profundamente decepcionados.Pero el museo de San Petersburgo no podía arriesgarse a que este cuadro esencial en la historia de la pintura moderna quedara atrapado en Roma en la tela de araña de un largo proceso judicial. De hecho, la decisión de la juez italiana Francesca Sangiovanni abre nuevos interrogantes sobre el futuro de los préstamos de obras de arte entre países, ante el temor de que se repita el caso protagonizado ahora por La danza. La juez de Roma ha fijado para mañana la primera audiencia técnica del caso y está previsto que se pronuncie sobre el mismo el 11 de julio.
Colección privada
El cuadro llegó a Italia a mediados de diciembre de 1999 junto con un centenar de obras maestras, entre ellas algunas de las pinturas más famosas de Monet, Degas, Gauguin, Druet, Bonnard, Rousseau, Picasso y del propio Matisse. Obras que formaban parte originariamente de las colecciones de dos personajes singulares: Serguéi Shchukin e Ivan Morozov. Dos ricos comerciantes rusos que pasaban largas temporadas en la capital francesa dedicados a una vida de placeres mundanos que no excluía el recorrido por exposiciones y galerías de arte. Ambas colecciones (reunidas en un largo periodo entre finales del siglo XIX y principios del XX) fueron nacionalizadas tras el triunfo de la revolución rusa en 1918 y forman parte hoy de las joyas del Museo del Ermitage de San Petersburgo.
Fue la hija de Serge Shchukin, Irina, la que reclamó al Estado ruso una compensación por las obras, un total de 450 lienzos comprados a lo largo de su vida por su padre, 45 de los cuales formaban parte de las 100 obras maestras prestadas por el Ermitage a Italia. Ahora, el nieto de Shchukin, residente en París, decidió probar suerte en Italia, aprovechando la presencia temporal de los cuadros del Ermitage en Roma, y lo hizo concretando la reclamación en un solo cuadro, La danza.
"Es una obra de arte robada, de acuerdo con la ley que rige en los países democráticos", declaró recientemente el nieto de Shchukin, Andrè-Marc Delocque-Fourcaud, al diario francés Le Figaro. "El hecho de que el ladrón fuera el propio Lenin no justifica el robo". Una tesis que se ha encargado de trasladar a la justicia italiana el abogado de la familia, Mario GuterreS, que plantea la decisión de sus clientes como una cuestión de principios. "Lo que queremos es abrir una negociación razonable con Rusia. Por eso se ha presentado la reclamación sólo por La danza y no por la totalidad de las obras. No existe riesgo alguno para la colección del Ermitage. Ya han pasado casi ochenta años y poner en discusión los bienes del museo ruso sería impracticable e irracional".
Todo lo que los herederos quieren es que la justicia internacional sancione un principio, el de la ilegalidad de la expropiación. Contra todo pronóstico la juez, Francesca Sangiovanni, aceptó la demanda y fijó una audiencia para afrontar el caso. Una de las posibles medidas inmediatas era el secuestro de La Danza, secuestro impedido ahora por la fuerza mayor de los hechos.
La reacción del director del Ermitage, Mijaíl Piotrovskij, provocó ayer consternación en Milán, donde se esperaba la exposición. Lo cierto es que las autoridades culturales lamentan la intervención de la justicia italiana en un caso que bien podría haberse soslayado, como ha ocurrido en otros países. De hecho, La danza ha sido exhibida durante meses en Francia sin que nadie haya atendido las reclamaciones de los ex propietarios que han recriminado, además, a la editorial italiana Mondadori por lo que consideran un abuso editorial de la exposición de las Cien obras maestras, ya que los cuadros se reprodujeron impresos en ceniceros y camisetas.
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