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Feria de San Isidro

Cogida grave de Luis Francisco Esplá

Luis Francisco Esplá sufrió una grave cogida cuando se disponía a preparar a su primer toro para entrarle a matar por segunda vez. El percance, ocurrido de forma inesperada, impresionó enormemente al público, pues el torero, después de ser prendido por la ingle, giró sobre el pintón y cayó de cabeza, quedando completamente inerte y boca abajo sobre la arena. La inmovilidad del torero y la premura de las asistencias para conducirlo a la enfermería llevaron a los tendidos la sensación de que la cogida podría haber tenido graves consecuencias.Hasta el momento de ser cogido, Esplá había dejado en el ruedo el sello de una torería asombrosa. El de Alicante dirigió la lidia de forma magistral y planteó la faena con un sabor de torero clásico que ya no se ve. Su labor transcurrió en una constante porfía frente a un toro parado y flojísimo y los pocos muletazos que pudo extraerle fueron ejecutados con pureza y ortodoxia.

Cuadri / Esplá, Liria, Califa Toros de Celestino Cuadri (uno devuelto por inválido), algunos pobres de cara, la mayoría inválidos

5º, sobrero de Cebada Gago, con presencia, manso. Luis Francisco Esplá: tras dejar un pinchazo, es cogido y conducido a la enfermería. Pepín Liria: pinchazo, media atravesada, descabello -aviso- y descabello (aplausos); estocada caída y tendida, descabello -aviso- y descabello (ovación); pinchazo, media delantera, rueda de peones y seis descabellos (silencio); estocada caída y seis descabellos (silencio). El Califa: pinchazo hondo, rueda de peones y descabello (ovación y salida al tercio); media muy tendida y descabello (aplausos). Enfermería: Esplá sufre una cornada de 20 centímetros en el muslo derecho, contusión en el hombro, erosión frontal y conmoción cerebral de pronóstico grave. Los duques de Lugo presenciaron el festejo desde el palco real. Plaza de Las Ventas, 7 de junio, 28ª corrida de abono. Lleno.

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A partir del segundo toro, la ausencia de Esplá se notó de forma evidente. La lidia fue un continuo desorden y toreros, banderilleros y picadores camparon por sus respetos y cada uno hizo de su capa un sayo. Pepín Liria y El Califa se quedaron solos, sin el magisterio de Esplá, frente a la colección de inválidos que nos había colado el señor Cuadri.

A lo largo de las horas que transcurrieron hasta el final de la tarde se pudo comprobar algo que, seguramente, merece una profunda reflexión. Tanto Liria como El Califa se las tuvieron que ver con unos enemigos tullidos que no podían con el rabo y que, no obstante, impulsados por la casta, llevaban a cabo, de vez en cuando, algo que podría considerarse como una embestida. Pepín se dedicó a dar medios pases rematados siempre por una carrera digna de unos juegos olímpicos, mientras El Califa, con el mismo tipo de toro y la misma clase de embestida, se quedaba quieto, no tenía que salir corriendo nunca y sacaba, sin duda alguna, los mejores muletazos que se vieron en la corrida.

Puede irse contento el torero de Xàtiva, porque, sin que pueda apuntarse un triunfo rotundo, salió de esta su primera comparecencia en el abono con una dignidad irreprochable. El valenciano mató el tercero y, en quinto lugar, se las vio con el descastado sobrero que sustituía al sexto, devuelto por inválido y que le había correspondido en el sorteo. Con su primer toro, un inválido que apenas se movía, construyó una faena que resultó ligada en muchos momentos, con muletazos de mucho temple, y la consiguió porque se puso en ese sitio en que todos los toros embisten y se quedó quieto, sin retorcerse ni agacharse para nada.

Con el sobrero amoruchado se jugó limpiamente el pellejo. Volvió a quedarse quieto y, siempre entre los pitones, terminó por asustar al toro.

Liria, que tuvo que matar cuatro toros por la cogida de Esplá, no tuvo su tarde. No fue ese diestro arrojado y de técnica irreprochable que hemos visto otras veces. No pudo con unos toros que le planteaban problemas derivados de la invalidez y los pases templados y rematados se pudieron contar con los dedos de una mano. Este año se va de la feria con muy poca brillantez.

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