"Soy una firme partidaria de prolongar la edad de jubilación"

Anna María Cabré Pla (Barcelona, 1943), catedrática de Geografía Humana en la Universidad Autónoma de Barcelona, asegura que las personas tienen que estar dispuestas a vivir cien años y para ello hay que buscar modelos que les permitan vivir una ancianidad lo más placentera posible. Los ancianos que superan los 90 años están siendo avanzadilla. La calidad de vida de los jubilados en España es, dice, similar a las resto de europeos. Pregunta. ¿Qué podemos hacer para ser centenarios?

Respuesta. No hay que hacer gran cosa. Lo más probable es que un porcentaje muy alto de las personas que hoy tienen 65 años van a sobrepasar los 95 años y, seguramente, no tienen conciencia de ello. Andamos cortos de programación. No tenemos programa para vivir tanto años y por ello la vida nos pilla de sorpresa. Simplemente hay que tomar conciencia de que vamos a vivir más años de los que pensamos; eso nos permite resituarnos en la edad que tenemos actualmente con otra perspectiva.

P. ¿Viven bien los ancianos que sobrepasan los 90 años?

R. Nos han preparado para vivir hasta los 80, pero más allá muy pocas personas saben qué se hace después de esa edad. De alguna forma, los ancianos de ahora son pioneros, son gente del futuro, porque son los primeros que masivamente están llegando a unas edades donde antes no había nadie. Por lo tanto son ellos, es una tierra ignota de la edad donde no hay mapa de carreteras ni manual de instrucciones, quienes tienen que ir inventándoselo, porque no hay precedentes a un nivel tan masivo.

P. ¿Se están inventando una forma de vida?

R. Muchas veces lo tienen que inventar en contra de lo que piensan los más jóvenes. La idea que tienen los jóvenes es más conservadora que la de los propios mayores. Éstos están construyendo un mapa de carreteras por el que transitaremos en el futuro los que les seguimos

P. ¿Cómo es la calidad de vida para la persona mayor?

R. España es uno de los países que tiene mejor esperanza de vida de la UE. Y no se alcanza sin un buen nivel general de salud. En cuanto a la situación económica, se han registrado enormes mejoras en la protección social, de la misma forma que la extensión de la propiedad de la vivienda ha dado una seguridad. Las personas mayores están con una calidad de vida similar a la europea, aunque quizá en el ranking económico estén un poco por debajo. Pero hay cosas que no figuran en esas estadísticas, como la solidaridad intergeneracional, tener a los hijos y nietos cerca, toda una serie de relaciones familiares en las que los países mediterráneos tenemos una situación más favorable. Investigadores de los países nórdicos consideran que nuestra mejor esperanza de vida viene, entre otras cosas, por tener una mayor intensidad de relaciones familiares. Además de un buen clima y alimentación mediterránea

P. ¿Es partidaria de prolongar la edad de jubilación?

R. Firmemente partidaria de que se alarge. Actualmente la edad de jubilación está fijada a los 65 años, pero la real son los 62 años. Las generaciones que se están jubilando antes de los 65 están compuestas de personas que empezaron a trabajar muy jóvenes, algunos antes de los 14 años, y en trabajos muy duros, y es lógico que terminen su actividad laboral a esas edades. En el próximo futuro no va a ser así, y no tendría nada de particular que se jubilen a los 68 o 70 años.

P. ¿Habría que cambiar el sistema actual de prestaciones por jubilación?

R. Lo que habría que ver es si tiene sentido mantener una edad fija de jubilación o si tiene que haber sistemas más flexibles que premien los años cotizados; que, de alguna forma, los que trabajen hasta más tarde tengan algún tipo de beneficio. Creo que la tendencia es ir hacia sistemas más flexibles.

P. ¿Estamos preparados para vivir y disfrutar de una buena jubilación?

R. Las mujeres, generalmente, sí. Las mujeres, incluso las que han trabajado siempre, tienen una relación privilegiada con la casa y con la familia. Simplemente estando en su casa y viendo a su familia no encuentran ese vacío. En el caso de los hombres es más duro, porque muchos han vivido toda su vida en el mundo del trabajo. No llevan bien eso de ser excluídos de la situación en la que han vivido la mayor parte de su existencia. Tienen que redefinirse.