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59ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Los libreros piden apoyo a la Administración para mantener una buena red de librerías La histórica Miguel Hernández de Madrid cierra sus puertas tras 27 años de existencia

Los libreros españoles están pendientes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para hacer público el Mapa de Librerías y el estudio de indicadores de calidad que han realizado para mejorar el funcionamiento de las librerías. Proyectan presentarlos a los medios durante esta edición de la Feria del Libro de Madrid, que finalizará el próximo 11 de junio."Seguimos pensando que el libro en sus diferentes formatos continúa siendo el principal soporte cultural y que el mantenimiento del precio único es en la actualidad el mejor garante de la pluralidad creativa y editorial y el medio más fiable para asegurar la igualdad de acceso de todos los ciudadanos a la cultura". Es la primera conclusión del reciente congreso que han celebrado en Oviedo.

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Opinan los profesionales del medio que "la librería sigue siendo el canal con mayor penetración y presencia en todo el territorio y es el único que, en estos momentos, puede asegurar la difusión más amplia del libro". El congreso ha constatado los cambios que se están produciendo en el sector debido tanto a los avances tecnológicos como a la modificación de hábitos de ocio y consumo.

Un canto fúnebre

En el ambiente de euforia que se vive estos días en la feria y en las expectativas de reorganización y mejora que analiza el sector, el anunciado cierre de la librería Miguel Hernández ha caído como un jarro de agua fría. "Es un canto fúnebre para todos nosotros", afirmó ayer Fernando Valverde, de la librería Jarcha y presidente de la feria madrileña. "Y lo peor no es que cierre porque salgan otras tres. Las librerías de fondo que están cerrando no son sustituidas. El pez grande se come al chico".

La librería Miguel Hernández tiene una de las casetas, la 354, más visitadas de la feria. Hace unos años, Ángel Escarpa, su propietario y único empleado, convirtió en best-seller no declarado oficialmente por la feria la edición facsimilar, impresa por la propia librería, de la Constitución de la República Española de 1931 con los inolvidables colores rojo, amarillo y violeta. A un precio superpopular, Escarpa la hizo como un homenaje a "aquellos hombres y mujeres que entre 1931 y 1939 sacrificaron lo mejor de sus vidas al servicio de la paz, el progreso y las libertades, a aquellos jóvenes del Frente Popular que en 1936 detuvieron el avance del fascismo en las puertas de Madrid, a todos los internacionales, vivos o muertos, que desde todos los lugares del mundo acudieron para salvar la República Española, a aquellos camaradas oscuros que sufrieron cárcel y persecución". La pequeña gran edición de la Constitución republicana sigue vendiéndose hoy.

Ángel Escarpa ya no llega a tiempo de participar en los proyectos y mejoras que preparan los libreros. Otra de las conclusiones del congreso de Oviedo es que las cadenas de librerías y las librerías independientes son compatibles. "Lo que es realmente importante es que trabajen libreros profesionales que desarrollen su oficio con creatividad e ilusión. Invitamos a las librerías independientes a que busquen fórmulas de concertación que les ayuden a mejorar su posición en el mercado".

Adiós al librero más rojo

Ángel Escarpa se jubila a los 63 años. Desde hace 27 años que instaló la librería Miguel Hernández en el barrio madrileño de San Blas, vende, explica, un libro diario cuando lo vende. Para seguir adelante puso papelería, pero ahora no coloca ni un lápiz. Un gran supermercado y una tienda de todo a 20 duros han acabado con él, cuenta con tristeza.De casta le viene al galgo. El padre de Escarpa combatió con los republicanos. Estuvo en el frente del Ebro, conoció los campos de concentración y la persecución. Así se hizo republicano irreductible su hijo. Cierra su librería y también la parada que tenía en el Rastro. Devolverá los libros que pueda a las editoriales y ya verá qué hace con los que no pueda. En su caseta de la feria se permite el lujo de "no estar al servicio de los best sellers", pero se puede encontrar la bandera republicana (1.900 pesetas), un pin de la República (200 pesetas), una selección de carteles de la República y la guerra (500 pesetas ejemplar), camisetas "antifascistas", como dice él, y, sobre todo, una interesante selección de libros. La Miguel Hernández desaparecerá en julio y Ángel Escarpa se irá de Madrid. Se va con el orgullo de haber "unido su vida a la figura de Miguel Hernández, de haber conocido una cultura diferente que creía en los libros y de haber soñado con lo que predicaba la Institución Libre de Enseñanza".

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