Tapar la boca al exigente
Cuentan las crónicas de entonces que, allá por la década de los cuarenta, en una corrida de Beneficencia Manolete intentaba hacer faena a un toro incierto. Un espectador, desde la seguridad del tendido, le gritó: "¡Arrímate!". Y cuentan que Manolete se arrimó y el toro le pegó una cornada. Manolete, con su entrega, tapó la boca del exigente.Ayer, en Aranjuez se volvió a repetir algo parecido. El sexto toro se quería ir cuando José Tomás iniciaba la faena y el de Galapagar se apoderó de él con unos muletazos por bajo. Se lo llevó después a los medios e inició la faena con la mano derecha. Entonces, un espectador le dijo a gritos: "¡Con la izquierda, que con la derecha lo hacen todos!". José Tomás, que estaba delante del tendido 3, del que salió la voz del exigente, se echó la muleta a la izquierda y, tras un par de naturales destemplados, porque el toro cabeceaba y apretaba, le arrancó tres más que parecían imposibles. Tres naturales lentísimos y con una profundidad asombrosa. Todavía vinieron tres tandas más, a cual mejor, ya con el toro dominado, entre el delirio del público, que se volvió al que había pedido la mano izquierda, que debió quedarse confuso y al borde del "tierra, trágame". José Tomás, como Manolete, le había tapado la boca.
Jandilla / Manzanares, Joselito, Tomás Toros de Jandilla, sin presencia ni fuerza
1º y 4º, anovillados y sospechosos de pitones. 3º y 5º, con genio. 6º, mansurrón. José Mari Manzanares: metisaca en los bajos, media tendida y dos descabellos (algunos pitos); dos pinchazos y estocada corta delantera (pitos). Joselito: estocada caída (oreja); estocada desprendida (ovación y salida al tercio). José Tomás: estocada corta (dos orejas); estocada ladeada -aviso- y descabello (dos orejas). Salió a hombros por la puerta grande. Plaza de Aranjuez, 28 de mayo. 1ª corrida de las Fiestas de San Fernando. Casi lleno.
Entre tanto arrojo y pundonor, José Tomás tuvo un descuido imperdonable: le perdió la cara al toro. Éste se le arrancó de improviso, lo volteó y lo buscó después en el suelo. El torero se agarró a los pitones y con ello evitó un percance que pudo haber sido fatal, pues el bicho estuvo a punto de meterle el pitón por un ojo.
Tomás también fue cogido por el tercero al dar una manoletina. Se le quedó el toro debajo del sobaco, lo zarandeó y le destrozó la chaquetilla. Su faena a este toro se caracterizó, más que nada, por el valor. El astado tenía geniecillo y el torero tardó en acoplarse. Pero, a base de arrimarse y quedarse quieto, consiguió algunos pases de mérito.
Joselito tuvo dos toritos sin presencia ni trapío. Al primero lo toreó con facilidad por el pitón derecho y al unipase falto de temple por el izquierdo. Trabajó de lo lindo con el quinto, un morlaco que se acostaba por el pitón izquierdo y embestía con aspereza. Le faltó bajarle más la mano, cosa que hizo contadas veces.
También estuvo allí Manzanares, quién lo diría. Con dos novilletes sin fuerza ni recorrido sacó algún medio pasecito y se acabó.
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