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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una nueva oportunidad. Editorial

El proceso de paz en Irlanda del Norte vuelve a encarrilarse, después de recorrer los bordes del abismo. El voto del Consejo del Partido Unionista del Ulster (UUP), de David Trimble, aceptando las propuestas del IRA para un desarme "completo y verificable" debe permitir que Londres restablezca las instituciones autonómicas de la provincia. Las dejó en suspenso en febrero pasado, justamente para salvar al propio Trimble, pieza esencial de este rompecabezas. En este complejo proceso queda casi todo por hacer, pero lo que ha quedado demostrado es que, en sus diversas fases, requiere tacto, paciencia, maduración y coraje político por todas las partes: Londres, Dublín y los protagonistas de ambos bandos en el Ulster.El Consejo del UUP tenía que haberse celebrado el anterior sábado, pero Trimble hubiera corrido el riesgo de perder la votación y tener que dejar el partido en manos de los enemigos del acuerdo de paz del Viernes Santo de 1998. Hace una semana, el influyente número dos del UUP, John Taylor, estaba dispuesto a votar en contra de Trimble. Ayer, en cambio, se decantó a favor, arrastrando con él a una exigua pero suficiente mayoría. En una semana la situación ha cambiado. El Gobierno británico ha hecho, una vez más, algunas concesiones importantes a los protestantes, en su proyecto de reforma de la policía norirlandesa, el Royal Ulster Constabulary (RUC), abrumadoramente protestante. Sin embargo, los unionistas querían más. Tanto, que el presidente Clinton tuvo que plantarse y señalarle a Blair que no se podían hacer más concesiones en detrimento de los católicos y republicanos. Y éste es, realmente, el principal elemento de cambio: que Washington, catalizador de este proceso, ha trazado una raya para crear presión sobre los protestantes dubitativos y conducirles a votar a favor de la posición de Trimble.

Ayer, por vez primera en muchos meses, Trimble no puso nuevas condiciones al IRA ni a su brazo político, el Sinn Fein, sino que les otorgó un voto de confianza. Ahora le corresponde al IRA cumplir con lo prometido para dejar "fuera de uso" las armas en el nuevo plazo pactado -junio de 2001, un año más que el previsto en 1998-, bajo la vigilancia de una Comisión Internacional, y la mediación del ex presidente finlandés Martti Ahtisaari y el ex secretario general del Congreso Nacional Africano (ANC) Cyril Ramaphosa. Trimble ganó por los pelos, con los votos en contra de un 47% del Consejo del UUP, un porcentaje revelador de la profunda fisura que divide a esta formación protestante. El UPP rivaliza en términos políticos con los seguidores del extremista Ian Paisley y, pese a oponerse a los acuerdos de 1998, ha venido participando en las instituciones autónomas, principalmente la Asamblea y el Gobierno, aunque ahora, una vez restablecido, podría abandonarlo.

Si Londres suspendió las instituciones autonómicas fue tanto o más para salvar al indispensable Trimble como para obligar al IRA a tomar una histórica decisión de desactivar las armas y comprometerse claramente con "una paz justa y duradera". Este objetivo recobró ayer unas nuevas esperanzas, aunque la división de los protestantes augura un recorrido movido. Los meses transcurridos desde febrero no serán los de la última crisis en un complejo proceso. Pero, al menos, la paz y su consolidación tienen en el Ulster una nueva oportunidad.

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