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Özdamar narra en su última novela el viaje iniciático de una joven 'El Puente del Cuerno de Oro', nueva obra de la escritora turcoalemana

Cuenta la escritora Emine Sevgi Özdamar (Malatya, Turquía, 1946) que su padre le decía a menudo: "Mi vida es una novela...". Esta actriz, dramaturga y escritora que vive en Alemania desde 1976 y escribe en alemán, ha empleado la máxima de su padre para crear su obra. Alfaguara, en castellano, y Proa, en catalán, acaban de publicar su segunda novela, El Puente del Cuerno de Oro, una historia de formación, un viaje iniciático entre 1966 y 1975, que empieza cuando una adolescente turca fascinada por el teatro viaja, como tantas otras, a Berlín para trabajar de obrera en una fábrica.

Emine Sevgi Özdamar retoma en El Puente del Cuerno de Oro, traducida al castellano por Miguel Sáenz y al catalán por Ramón Monton, la vida de la narradora (que no es otra que ella misma) de su primera novela, La vida es un caravasar. El Puente del Cuerno de Oro, presentada en Barcelona y Madrid, tiene un indiscutible aire de fresco generacional que no sólo se centra en las revoluciones que tuvieron lugar en Occidente -la llegada del hombre a la luna, la liberación sexual, el mayo francés...-, sino que pone ante los ojos del lector cómo fue esa época en una Turquía en la que cualquier manifestación o salida de tono se pagaba con la cárcel o con la muerte: "Ahora hablamos del 68 diciendo 'érase una vez...', como si fuera una época que ya estuviera enterrada", dice. Y continúa: "Quise narrar su historia antes de que se convirtiera únicamente en una estadística. Y no lo he hecho solamente por la época, sino por las personas que me conmocionaron cuando las conocí".

Así, al mismo tiempo que la narradora va descubriendo en Alemania a autores como Chejov, Dostoievski, Engels, Brecht y Marx, palabras como "producción" y "reproducción", descubre también cómo relacionarse con las personas que la rodean y, sobre todo, consigue franquear unas fronteras de clase que no podría haber traspasado en su país natal: "Tuve que hacer ese viaje para conocer a los turcos y a mi país. Dentro de las barreras de mi clase social, en Turquía nunca podría haber conocido a los otros turcos", recuerda.

Tras su regreso de Alemania, narradora y escritora estudian arte dramático en Estambul y se implican hasta rozar la cárcel con movimientos políticos de izquierdas. "El movimiento del 68 también abrió delimitaciones en Turquía. Si se puede hablar de un renacimiento turco, éste tuvo lugar entre 1965 y 1968. Luego vino el infierno", relata. Un infierno de represión del que huyó en 1976 para regresar a Alemania y que Sevgi Özdamar atribuye a la inexistencia, en Turquía, de una burguesía fuerte: "La sociedad civil la formaban personas individuales, que eran mucho más fáciles de eliminar. La utopía que había reunido a determinadas personas se convirtió en una venganza cruenta".

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