Fujimori mantiene la fecha de las elecciones pese a la retirada de los observadores
La intensa presión en Perú y en el exterior a favor de un aplazamiento de las elecciones presidenciales por falta de garantías democráticas no ha doblegado la intención del presidente Alberto Fujimori de mantener la segunda vuelta el 28 de mayo. El candidato de la oposición, Alejandro Toledo, llamó a la abstención o a votar nulo; los observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) se han retirado y advierten que no supervisarán los comicios si no se aplazan, y la organización Transparencia comunicó su retirada en presencia de los observadores estadounidenses.
El fujimorismo hace oídos sordos a las crecientes presiones. Desde Washington, el portavoz de la Casa Blanca, Joe Lockhart, advirtió a Fujimori que "es importante para las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Perú que haya unas elecciones libres y limpias". La congresista Marta Chávez, estrecha colaboradora del presidente-candidato, respondió ayer que a Perú nadie tiene que decirle lo que debe hacer, y aseguró que las elecciones serán el domingo próximo, le pese a quien le pese. Las últimas encuestas vaticinan resultados contradictorios. Toledo difundió un sondeo realizado por la Universidad Nacional de Ingeniería a partir de 1.200 entrevistas en Lima, según el cual Toledo obtendría el 49,7% de los votos frente al 45% de Fujimori. La empresa Datum maneja otra encuesta, a partir de 1.500 entrevistas, que otorga el 53% a Fujimori y el 47% a Toledo.
Fujimori sigue en campaña por todo el país, con El ritmo del Chino como música de fondo y sin haber mejorado su limitada habilidad para el baile. El lunes por la noche mantuvo la tónica habitual en Arequipa, la segunda ciudad de Perú, pero en esta ocasión no fue recibido sólo con aplausos. Las palabras del presidente y la machacona música de poco sirvieron para frenar las piedras que llovieron sobre el escenario. El candidato concluyó el mitin bajo la protección de los escudos policiales.
Hasta avanzada la noche se pronlogaron los enfrentamientos, con un resultado de 12 heridos y una veintena de detenidos por el numeroso contingente policial enviado desde Lima. Fue la mayor expresión de rechazo a Fujimori desde el comienzo de la campaña. El día anterior también hubo incidentes en Chimbote, con numerosos heridos, entre ellos un hermano de Toledo. El candidato de la oposición reiteró ayer que si no se aplazan las elecciones llamará a la movilización popular "pacífica". Junto a la presión política y en la calle, Toledo confía en impedir en el Parlamento la investidura de Fujimori para un tercer mandato. Si no logra aplazar los comicios, tratará por todos los medios de que el presidente no logre la mitad más uno de los 120 congresistas. No será fácil pues, según denunció Toledo, Fujimori ofrece hasta 10.000 dólares (1,8 millones de pesetas) a los parlamentarios de la oposición que voten su eventual investidura.
Pero antes se librará un dura batalla, que en estos momentos tiene lugar entre bastidores. El embajador Eduardo Stein, jefe de la misión de observadores de la OEA, ha realizado en las últimas 24 horas intensas gestiones para desbloquear la situación. Tras una larga reunión que mantuvo el lunes con el primer ministro, Alberto Bustamante, y el ministro de Exteriores, Fernando de Trazegnies, el rostro del excanciller guatemalteco denotaba un marcado pesimismo. "El poder ejecutivo se muestra inflexible contra un aplazamiento de los comicios", señaló.
Muro de desconfianza
En Lima el diálogo no es fluido. Los candidatos no se hablan entre ellos y un muro de desconfianza preside las relaciones políticas. Hay temor a ser escuchado, observado, o simplemente espiado por el omnipresente Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), controlado por el asesor presidencial Vladimiro Montesinos.
El embajador Stein fue protagonista del grado de desconfianza. A invitación del embajador de Estados Unidos, acudió a la sede diplomática para conversar con el secretario general de la OEA, César Gaviria, a través de una línea especial que no puede ser interceptada. Gaviria hablaba desde la sede del Departamento de Estado en Washington.
Stein se reunió ayer con la confederación empresarial y con los embajadores de 11 países miembros de la OEA, que expresaron su apoyo a la misión de observación, donde hay en estos momentos un intenso debate interno sobre la conveniencia o no de una retirada total del proceso electoral peruano. Según fuentes consultadas por este diario, un sector de la misión es proclive a romper la baraja ante la inflexible actitud de las autoridades. Ello dejaría a Perú expuesto a sanciones de la OEA.
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