La legalización de la prostitución enfrenta a los países de la Unión Europea Sólo el 5% de las mujeres que ejercen esa actividad lo hace por decisión propia
En la UE hay dos polos opuestos que dividen a los Estados miembros en el debate que se plantea sobre la prostitución. Italia y Francia se muestran favorables a la legalización de esa actividad, mientras que en Suecia y Holanda se llega a penalizar a los clientes que usen el "servicio". España se encuentra a caballo entre las tendencias más y menos permisivas. El pasado viernes, el Parlamento Europeo pidió a los Quince que centren sus esfuerzos contra la explotación forzada de mujeres y niñas. Sólo un 5% de las mujeres que ejercen la prostitución lo hacen voluntariamente.
Los países de la UE abordan de manera diferente el debate teórico sobre si la prostitución tiene que considerarse como una profesión regulada, exactamente como otra cualquiera, o si se trata de una forma de sometimiento que no debe ser permitida. De hecho, el concepto en los Quince es el mismo, lo que cambia es la forma de intentar resolver el problema. En España son los proxenetas los perseguidos. En Suecia y Holanda es un delito que los clientes usen el "servicio". El dinero está siempre en el centro de esta práctica ilegal. Ningún país comunitario penaliza a las prostitutas.
Por lo general, este oficio no es consecuencia de una elección libre tomada por la mujer, sino que se trata de un fenómeno estrechamente vinculado a las posibilidades económicas, sociales, políticas y culturales que se presentan a las mujeres. En apenas el 5% de los casos la mujer decide prostituirse de forma libre como un medio para obtener dinero con facilidad, y ese porcentaje son las prostitutas consideradas de más alto nivel. El resto de las que se dedican a esa actividad lo hace porque no ha encontrado otro medio para sobrevivir.
"La frontera es muy estrecha entre estas dos formas de prostituirse, y muchas se ven atrapadas en una red de la que, aunque quieran salir, no pueden", explicó la eurodiputada socialista María Elena Valenciano. La eurodiputada francesa del grupo de los verdes, Alima Boumediènne, defiende la necesidad de legalizar la prostitución "para que las prostitutas puedan vivir dignamente sin ser víctimas de proxenetas". Coincide con el italiano Maurizio Turco, que cree que "así se evitará que se explote a estas mujeres de forma brutal".
La explotación sexual es un delito grave. Por eso el Parlamento Europeo pidió el pasado viernes a los Quince que concentren más sus esfuerzos y que se pongan a disposición recursos en la lucha contra la prostitución forzada de mujeres y niñas. En paralelo continúa el debate sobre si hay o no que legalizar la prostitución. "Está muy bien que nos metamos en ese debate teórico, pero cientos de miles de mujeres están siendo tratadas como esclavas en nuestros países", declaró Valenciano.
La trata de mujeres es uno de los sectores privilegiados de la delincuencia organizada. Se calcula que más de cuatro millones de personas son víctimas de esta práctica en todo el mundo, de las cuales medio millón cruzan las fronteras de la UE secuestradas por bandas internacionales con promesas infundadas de trabajo, según datos de las Naciones Unidas y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Las cifras se incrementan cada año, porque a los flujos tradicionales de África, América Latina, el Caribe y Asia se le suman ahora los provenientes de los países de la Europa central y oriental. Es un problema que afecta cada vez más a adolescentes y jóvenes del sexo masculino.
Es, como señala en su resolución la Eurocámara, una "forma contemporánea de esclavitud que priva a las víctimas de todos sus derechos elementales, les deniega cualquier tipo de estatuto jurídico y las reduce, mediante amenazas y violencia, a un estado de extrema dependencia". El Parlamento Europeo considera que para combatirla es necesario que en el tratado se recoja una definición clara y armonizada de esta práctica. También se pide a los Estados miembros que aporten los medios necesarios para la reinserción de las mujeres que se prostituyen. Esta resolución es un pequeño paso en el largo y difícil camino para combatir esta red de delincuencia organizada en el mundo.
El problema es complejo y los enemigos poderosos. Además, el régimen de prohibición directa e indirecta de la prostitución vigente en la mayoría de los Estados miembros crea un mercado clandestino monopolizado por la delincuencia organizada, que expone a las personas implicadas a la violencia y la marginación, según la resolución.
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