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Un hombre asesina en un pueblo de Huelva a su esposa ante sus tres hijos y se ahorca

El criminal apuñaló supuestamente por celos a su esposa la noche del domingo

La violencia doméstica se cobró la noche del domingo en Cartaya (Huelva) una nueva víctima mortal. Manuel Cárdenas, un agricultor de 32 años, mató de 28 puñaladas a su mujer ante sus tres hijos. Tras el crimen, que fue precedido de una brutal paliza, el hombre se ahorcó en un pajar. La mujer, Manuela Domínguez, tenía 24 años al morir. Aunque el homicida intentó evitar que sus hijos viesen su suicidio, el mayor, de cinco años, fue testigo de su fin y alertó a los vecinos. Algunos de ellos señalaron que los celos fueron el detonante del crimen.

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La inseguridad de las denuncias

Manuel tenía una pierna enyesada. Tras el crimen, y cuando echó a sus hijos a la calle, se dejó las muletas fuera de la casa. Este hecho llevó en un primer momento a la policía a buscarle por los alrededores, al creer que había huido, pero poco después lo encontraron ahorcado en un pajar de la casa de sus suegros. La pareja habitaba allí, junto a un hermano de Manuela, desde hacía algún tiempo, al estar su propio domicilio patas arriba por las obras. Los padres de la joven habían fallecido hacía algunos años.Los cuerpos de ambos cónyuges fueron trasladados a diferentes cementerios en un intento de evitar conflictos. La familia de Manuela veló su cadáver en el cementerio de Cartaya y la de Manuel en el de Lepe, a escasos kilómetros. Los niños ya han pasado a manos de los psicólogos y asistentes sociales del Ayuntamiento de Cartaya y de la Junta de Andalucía. Ambas familias han mostrado su intención de hacerse cargo de los pequeños, que ayer ya estaban en casa de un familiar, pero será un juez de Ayamonte el que decida.

Por el pequeño pueblo costero de poco más de 10.000 habitantes se daban ayer todo tipo de explicaciones del suceso. Manuel no era bebedor, pero sí tenía una personalidad apocada y era conocido que su matrimonio le incomodaba. Algunos vecinos llegaron a decir que, arrastrado por los celos, había presentado ante la Policía Local denuncias contra su mujer.

Los celos son difíciles de catalogar desde una perspectiva legal, por lo que lo más posible es que acudiera a comentarlos ante los compañeros de uno de sus hermanos que es agente municipal. Otras versiones aseguran que llegó a denunciar a la víctima por abandono del hogar. El Ayuntamiento de Cartaya no confirmó este dato.

Denuncia fallida

Manuel era el encargado de la finca fresera de la familia. La propiedad estaba repartida entre los ocho hermanos Cárdenas, una familia muy conocida en la población. Recientemente, Manuel se vio implicado en una denuncia por un robo de 500.000 pesetas en su finca del que se acusó a un grupo de trabajadores norteafricanos. Judicialmente todo quedó en nada.

Nadie en el pueblo parecía tener ayer el más mínimo dato que explicara los celos que corroían a Manuel. Más bien casi todas las respuestas apuntaban a su extraño carácter, un rasgo que le hizo merecer el calificativo de raro cuando era más joven. Tampoco hay rastros de violencia física previa. La propia familia de Manuela encontró un hueco en su dolor y resentimiento hacia el asesino de su pariente y aseguraban ayer que nunca le había puesto una mano encima. Sí se quejan, sin embargo, de las continuas discusiones de la pareja. Y de los insultos.

El alcalde, Juan Antonio Millán Jaldón, centraba ayer todos sus esfuerzos en intentar solucionar el problema de los niños, huérfanos. Entre el juez y los servicios sociales se buscará la mejor solución. Por el momento, Millán Galdón pretende que se queden en el pueblo y que se eduquen con alguna de las dos familias, si no es posible con ambas. Sin embargo, si todo se tuerce y las diferencias son irreconciliables, el juez podría optar por llevarse a los tres pequeños a un centro de acogida.

Por el momento, los entierros de Manuel y Manuela están previstos para la mañana de hoy, aunque a diferentes horas. El de la mujer se celebrará alrededor de las once de la mañana y el de su esposo será después de la una de la tarde.

No hay demasiado encono entre ambas familias, que incluso se envían mensajes de reconciliación, pero se ha preferido evitar que este suceso se extienda y se convierta en una fractura mayor que podría alcanzar a casi todo el pueblo.

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