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La Vega Baja recibe los residuos de 3.300 industrias murcianas a través del río Segura

Pro-Río advierte de que la raíz del problema es la sobreexplotación del recurso hídrico

La comarca de La Vega Baja está recibiendo a través del Segura los residuos de 3.300 industrias murcianas -la mayoría metalúrgicas y agroalimentarias- que, según un informe oficial de la Cámara de Comercio de Murcia, realizan vertidos sin depurar al cauce de este río y al de su afluente Guadalentín. Todas las administraciones públicas admiten ya sin tapujos que la situación del río es grave y coinciden en que el problema de la contaminación ha empeorado por la disminución de las aportaciones a los embalses de la cuenca durante este año hidrológico.

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En Orihuela lo tienen claro: mientras la región de Murcia no cambie su ancestral consideración de que el cauce del Segura es una alcantarilla a cielo abierto, La Vega Baja seguirá siendo la meta de la inmundicia que se vierte al río, indica el texto de una moción suscrita por todos los grupos políticos del Ayuntamiento.Los principales puntos de vertidos al Segura se concentran en los municipios murcianos de Archena, Calasparra, Ceutí, Torres de Cotillas, Lorquí y Molina del Segura. Sólo en Murcia capital,1.900 industrias, la mayoría de ellas de los sectores agroalimentarios y metalúrgicos, echan sus residuos al río sin depurar. A la cuenca del Guadentín, afluente del Segura, vierten industrias de Alhama de Murcia, Totana y Librilla, entre otras.

En total, la Cámara de Comercio de Murcia ha contabilizado 3.300 industrias que vierten al río sus residuos sin depurar. Sin embargo, los datos que maneja la Confederación Hidrográfica del Segura reducen esa cifra a 1.800 puntos de vertidos, a los que hay que unir los depósitos autorizados de residuos. Sólo en la provincia de Alicante hay cuarenta entidades, entre ayuntamientos y empresas, que vierten legalmente sus desperdicios al cauce.

Los residuos que depositan en el cauce las industrias murcianas, en zonas donde el agua del Segura aún es clara, se desplazan cauce abajo hasta La Vega Baja, donde el caudal presenta un alto grado de contaminación orgánica. La presa de Las Norias y el azarbe del Merancho, en el límite hidrográfico entre las comunidades murciana y valenciana, y el azarbe del Reguerón, en Orihuela, que recoge aportes de drenaje residuales de Murcia, son los focos que presentan mayores valores de contaminación, según un estudio del departamento de Agroquímica y Medio Ambiente de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela. Ese informe sostiene que la contaminación físico-química del Segura experimentó un aumento gradual desde mayo hasta diciembre de 1999, debido a "la escasez de caudales y a la ausencia de caudal ecológico". Ese empeoramiento está originando un imparable proceso de salinización de los suelos y de pérdida de calidad del agua de riego.

Para el colectivo Pro-Río de Orihuela, el problema radica más en la sobreexplotación y la especulación que se realiza con las aguas que en su depuración. Las expectativas generadas por el trasvase Tajo-Segura, han generado, según Pro-Río, un déficit por una doble vía, ya que, por un lado los recursos trasvasados han sido notablemente inferiores a los máximos legales, y por otro, la superficie de regadío se ha incrementado 57.000 hectáreas más de lo previsto. La sobreexplotación del recurso provoca que el cauce baje seco. Se pierde así el efecto autodepurador del río.

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La picaresca para obtener beneficios del agua, según Pro-Río, está causando estragos. Es frecuente, denuncia el colectivo, la adquisición de terrenos en zonas de regadío tradicional para perforar un pozo y extraer abundante agua de la capa freática. Los propietarios se agrupan en comunidades de regantes, con varios miles de hectáreas en zonas de secano, y piden subvenciones para desalar el agua. Una vez convertido el campo en regadío se venden los terrenos con importantes beneficios. Ese agua extraída de la capa freática se repone con los desembalses del regadío tradicional y del caudal ecológico, con lo que gran parte del caudal desembalsado sirve inexorablemente para recuperar los acuíferos expoliados. "Es como un atraco a mano armada", denuncia el portavoz del colectivo, José Antonio Muñoz Grau.

Pro-Río ha solicitado formalmente a la Consejería de Agricultura de la Generalitat Valenciana que revise los expedientes de las subvenciones concedidas a determinadas comunidades de regantes, plasmadas en el Diario Oficial de la Generalitat del pasado 10 de abril, y le ha exigido que no conceda ayudas antes de saber de dónde se obtiene el agua.

A juicio del colectivo, la contaminación también afecta a la fertilidad de las tierras. Para Daniel Prat, catedrático de Química Técnica de la Universidad de Alicante, el riego con agua procedente de las depuradoras está originando una grave contaminación por acumulación de boro, elemento altamente tóxico para los cultivos.

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