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FIESTAS DE LA VIRGEN EN VALENCIA

El Califa, por la puerta grande

José Pacheco, El Califa, abrió por fin una puerta grande que se le negaba. En la pasada Feria de Fallas, el torero de Canals se ganó abrirla ante los cuadris, pero los aceros se lo impidieron. Ayer no falló; bien al contrario, dos estoconazos hasta la gamuza acabaron con sus enemigos y le franquearon su salida en hombros. Fue en el festejo mayor con el que se honra a la patrona de Valencia, la Virgen de los Desamparados. También recibió honores Paco Camino en los prolegómenos de un festejo con neto ambiente valenciano.Vestidos de torrentí, a la antigua usanza, como lo hacían los labradores en el siglo XVIII, hicieron el paseíllo Ponce, Manuel Caballero -triunfador del ciclo josefino- y El Califa, y fue éste quien se tomó la revancha. ¿Qué hubiera sido de este bravo torero de haber matado entonces como lo hizo ayer? Pues triunfar tal y como lo consiguió, a pesar de los toros salmantinos de los Fraile.

Puerto / Ponce, Caballero, Califa Toros de Puerto de San Lorenzo, chicos y descastados

1º, 2º y 5º, pitados en el arrastre. 3º, 4º y 6º, manejables. Enrique Ponce: tres pinchazos, estocada corta -aviso- y descabello (silencio); aviso antes de entrar a matar, estocada trasera y dos descabellos (oreja). Manuel Caballero: media (silencio); estocada y descabello (ovación). El Califa: estocada (oreja); estocada (oreja y fuerte petición de la segunda). Plaza de Valencia, 13 de mayo. Más de media entrada.El Califa, por la puerta grande

El primero de José fue un burel que sacó el genio de los mansos y que arreó a oleadas, pero lo metió en el engaño, a pesar de la brisa y algún gañafón. Como recetara estoconazo fulminante cobró el primer trofeo. Con el que cerraba plaza, El Califa se impuso como torero valiente y dominador. Cierto que fue uno de los mejores toros del encierro, pero desde el pase cambiado al iniciar faena de muleta hasta la suerte suprema, todo contribuyó a redondear un éxito que no fue mayor al negar la presidencia el segundo trofeo que el respetable pidió con fuerza. No obstante, eso no impidió que los capitalistas pudieran sacar por la puerta grande a un sonriente triunfador.

Enrique Ponce no tuvo suerte, sobre todo con el que abrió plaza, un manso de libro, descastado y chico, al que pareó con garbo Antonio Tejero. Fue un toro probón y que se le coló al de Chiva con aviesas intenciones, no humilló nunca y, ante semejante panorama, el diestro abrevió. El segundo de su lote no fue mejor, aunque salió al albero con otro son. Se estiró Ponce con el capote, inédito hasta ese momento, y abrió faena con la derecha, pero a la segunda tanda se acabó. Lo intentó al natural y con cuantos recursos tuvo hasta exprimirlo como un limón, pero el jugo de la casta y la bondad no salían por parte alguna, y tanto lo intentó que recibió un aviso antes de montar la toledana.

Manuel Caballero está en racha. Triunfador de Fallas se ganó el puesto, pero la fortuna quiso que le tocaran dos peladillas, ¡y no de Alcoy precisamente!, con las que estuvo voluntarioso y porfión. Su primero, un berrendo en castaño, o era corto de vista o se lo hacía y embestía a medias y cortando. Lo fue metiendo en harina, pero se quedaba en mitad de la suerte, y aliñando y entreteniéndose se justificó. Con el quinto lució con el percal y muleteó entre berreones lastimosos a un flojeras que, para no desesperar, lo mandó al desolladero sin más méritos para ninguno de los dos.

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