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Etiopía y Eritrea vuelven a las armas tras el fracaso de la misión de la ONU

La guerra entre Etiopía y Eritrea volvió a resurgir ayer con nuevos combates en la zona fronteriza entre ambos países tras el fracasado intento de mediación que había realizado la ONU en los últimos días. Los combates, que desvían recursos vitales para la lucha contra la sequía que sufren los dos países, ha desatado una amenaza de posibles sanciones de la ONU y una advertencia de la Unión Europea sobre el riesgo que suponen para las tareas de ayuda humanitaria que actualmente realiza la UE.Tras un año de silencio en el conflicto e ignorando los llamamientos de la comunidad internacional, los dos ejércitos intercambiaron ayer fuego de artillería y desplegaron su aviación para atacar las posiciones enemigas.

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Eritrea, una antigua provincia de Etiopía que consiguió la independencia en 1993, acusó a Addis Abeba de lanzar el mayor ataque de artillería desde marzo del año pasado. Según Etiopía, hubo combates tanto en tierra como aéreos en los tres frentes del conflicto -en el área de Badme, en el extremo occidental de la frontera, en los alrededores de la ciudad de Zalambesa, en el centro y en Bure, al este.

Las capitales de ambos países, donde la guerra tiene un amplio apoyo popular, desde su comienzo en mayo de 1998, permanecían ayer en calma aunque aviones eritreos patrullaban Asmara y la frontera.

Mediación de la ONU

La reanudación de los combates se produjo dos días después de que una delegación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas abandonara el último intento de conseguir una solución negociada para el conflicto. El equipo de mediadores intentó durante dos días que ambas partes reanudaran el diálogo o, como mínimo, mantuvieran un alto el fuego que, aunque de manera no oficial, duraba ya un año.

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"Las diferencias entre los dos bandos son reales, pero pequeñas, y pueden ser resueltas mediante la diplomacia", afirmó un frustrado Richard Holbrooke, embajador estadounidense en Naciones Unidas. "La alternativa es una guerra sin sentido que matará a decenas de miles de personas, que provocará que otros cientos de miles mueran de hambre por el desvío de recursos a la lucha", afirmó.

Fuentes diplomáticas aseguraron que Holbrooke había advertido a ambas partes de que el Consejo de Seguridad de la ONU se reuniría para estudiar la imposición de sanciones si se reanudaban los combates.

La Unión Europea condenó ayer el resurgimiento de la guerra y advirtió de que peligra su misión humanitaria en la zona. "El conflicto reduce el espacio humanitario que tenemos para operar en Etiopía", afirmó en Bruselas el portavoz Michael Curtis.

Las agencias de la ONU y Cruz Roja han advertido de que 16 millones de personas pueden morir de hambre en el Cuerno de África, la mitad en Etiopía, que al igual que Eritrea ha sufrido los efectos de una devastadora sequía.

Los actuales líderes de Etiopía y Eritrea fueron en su momento aliados en diferentes guerrillas que luchaban contra el dictador Mengistu Haile Mariam. Mengistu fue derrocado en 1991 y el nuevo Gobierno etíope respaldó la independencia de Eritrea dos años después. Sin embargo, las buenas relaciones dejaron paso a enfrentamientos sobre política económica y disputas fronterizas que provocaron el estallido de la guerra en 1998.

Actualmente, ambos países, considerados por la ONU como de los más pobres del mundo, mantienen concentrados a unos 750.000 soldados a ambos lados de la frontera en trincheras, con un coste que ha causado graves pérdidas para sus respectivas economías.

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