Quince galerías enseñan en la Feria de Chicago la vanguardia del arte español La cita de profesionales y coleccionistas espera vender obras por 10.000 millones de pesetas
Quince galerías españolas exponen desde hoy la vanguardia artística de nuestro país en Art Chicago, la incuestionable primera feria de arte contemporáneo de Estados Unidos y probablemente la número dos del mundo, precedida sólo por la de Basilea. El contingente español es el segundo más numeroso de los extranjeros, fruto de la creciente confianza en sus propios medios de galerías y artistas. Art Chicago vendió el año pasado obra por valor de 60 millones de dólares (unos 10.000 millones de pesetas), y este año espera, como mínimo, igualar la cifra.
"Chicago es la feria", dicen al unísono José Martínez Calvo y Luis Valverde, de la murciana Espacio Mínimo, una de las más veteranas galerías españolas en este certamen, al que concurre por sexto año consecutivo. Art Chicago es una feria más pequeña que Arco, menos popular (sólo espera unos 40.000 visitantes en cuatro días), pero más especializada, de profesionales y coleccionistas. Es un paraíso para galerías de vanguardia, la práctica totalidad de las españolas que están este año. "El coleccionista que acude a Chicago es el más abierto del mundo. Si le gusta algo, tiene dinero y lo compra", dicen en Espacio Mínimo, que espera vender buena parte de los que presenta ayudado por la bonanza económica en Estados Unidos y la fortaleza del dólar. "El primer año que vinimos, el dólar estaba a algo más de ochenta pesetas y ahora cuesta veinte duros más". Una ganga para los coleccionistas que pagan con el billete verde.Espacio Mínimo trae artistas nuevos y otros que ya tienen obra en colecciones norteamericanas, como Lidó Rico y sus autorretratos escultóricos que salen de la pared. Pep Benlloch, de la valenciana Visor, se estrenó el año pasado y repite atraído por la dominante presencia que la fotografía, su especialidad, tiene en Art Chicago. "No hay más que mirar la feria y ver lo que se compra", dice Benlloch, que espera mucho de la serie de Ana Teresa Ortega sobre pensadores que han trabajado con la idea del exilio (físico e intelectual) y presenta en Chicago un Kafka inquietante.
Fotografía también muestra la galería madrileña Elba Benítez, con un guiño inteligente y populista. Una foto de un pesado collar de Javier Vallhonrat, entre cursi y obscenamente chillona, está pidiendo a gritos una pared norteamericana. Otra de gran formato del venezolano José Antonio Hernández Díez enseña unas zapatillas deportivas y juega irónicamente con la idea de la fiebre de las marcas poniendo a cada zapatilla una inicial que, si uno se fija, se lee como Marx. Las imágenes duras de Alberto García-Alix cuelgan en la caseta de la galería Trinta, de Santiago de Compostela.
Norberto Dotor, de la madrileña y manchega Fúcares, acude por primera vez a Chicago porque "hay que sacar fuera a los artistas españoles y comparar. Es algo que le hace muchísima falta al arte español, y debería hacerse más". Ahora es posible por la pujanza económica, pero Dotor no se deja engañar. "En España falta contexto para el magnífico arte que se hace. Hay que redefinir el proyecto de un Centro de Arte Contemporáneo". Barcelona, con siete galerías, dos de ellas de obra gráfica, cubre todo el espectro, desde artistas jóvenes hasta hitos del siglo XX como Miró, Picasso o Julio González.
"Aquí hay mucho respeto por el arte de España, y el coleccionista lo muestra comprando", dice Jacqueline Henderson, directora de Art Chicago, que habla de lo riguroso de la selección. Para la edición de 2000 se presentaron 400 solicitudes y finalmente fueron seleccionadas 217 galerías, una cuarta parte de ellas llegadas de Nueva York, donde, a pesar de la tensión creadora que revela esta avalancha, no existe ninguna feria fuerte.
Todos los grandes nombres del arte, sean galerías o artistas, están presentes en Chicago; algunos españoles -como Manolo Valdés, Juan Muñoz, "uno de los españoles contemporáneos favoritos del coleccionista norteamericano", según Elba Benítez, o Cristina Iglesias-, de la mano de galerías extranjeras. En total, unos 3.000 creadores acogidos en galerías de Europa, donde sólo Francia supera a España en presencia cuantitativa, Asia y el continente americano.
Art Chicago no sólo pugna por la vanguardia artística con una batería de creadores que trabajan la provocación y lucen la etiqueta de renegados, sino por la tecnológica: en la presente edición se arroja de lleno al mundo de Internet y da espacio a nueve sociedades que trabajan exclusivamente en la red, en todos los aspectos, desde el portal hasta la subasta, pasando por el comercio electrónico o el software concebido en exclusiva para el arte.
Babelia
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