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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Esperanza en el Ulster

Con un gesto decisivo e histórico, el IRA contribuyó ayer a poner otra vez en marcha el proceso de paz en Irlanda del Norte. Tras el acuerdo anunciado horas antes por los primeros ministros del Reino Unido e Irlanda, Tony Blair y Bertie Ahern, el Ejército Republicano Irlandés se comprometió a un desarme "completo" y "verificable" y a resolver la situación por medios pacíficos. Aseguró que "no hay amenaza del IRA al proceso de paz" y que el mantenimiento de la tregua contra viento y marea es su "aportación al proceso de paz y a un futuro en el que las causas del conflicto se resuelvan por medios pacíficos". Nunca había llegado tan lejos y con tanta solemnidad.Tras meses de distanciamiento derivados de la suspensión unilateral por Londres de las instituciones autonómicas de Irlanda del Norte, Blair y Ahern acordaron reactivar estas instituciones, con una fórmula no del todo explicitada. Blair y su ministro para Irlanda del Norte, Peter Mandelson, rectificaban así el peligroso error de interrumpir estas instituciones ante los desacuerdos entre el Sinn Fein, brazo político del IRA, y los unionistas de Trimble sobre la entrega de armas. En realidad, lo que hizo Londres en febrero fue salvar la poca credibilidad que conservaba entre sus seguidores el dirigente moderado protestante, David Trimble, ministro principal del Ulster, y pieza política aún esencial en este proceso de paz. Aunque su partido, el UUP, aún debe pronunciarse sobre el gesto del IRA, Trimble acogió positivamente la declaración, afirmando que abría "nuevos horizontes".

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El IRA se compromete a inutilizar y poner bajo control sus arsenales

A estas alturas, la fecha del próximo 22 de mayo, prevista en el acuerdo del Viernes Santo de 1998 para completar el desarme, era imposible de cumplir. Este objetivo esencial se retrasa a junio de 2001. En una situación sumamente compleja, en la que los gestos simbólicos cuentan tanto como los reales, el IRA no se compromete a entregar las armas -se evita así la imagen de una rendición-, sino a desactivarlas, con los primeros pasos concretos en las próximas semanas. El proceso de desarme será supervisado por la Comisión Internacional de Desarme, presidida por el general canadiense De Chastelain, y unos terceros, el ex presidente finlandés Martti Ahtisaari y el ex secretario general del Congreso Nacional Africano (ANC) Cyril Ramaphosa, actuarán de intermediarios.

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Para que el proceso de paz logre cuajar, es importante que las instituciones autonómicas, y especialmente el Ejecutivo y la Asamblea, vayan tejiendo intereses comunes entre católicos republicanos y protestantes unionistas, en una forma consociativa de trabajar juntos. Aunque quede demostrado que hay que dar tiempo al tiempo, y que aún habrá obstáculos difíciles de superar en el camino, alargar la suspensión de las instituciones habría asfixiado un proceso de paz que se nutre, esencialmente, de una voluntad general de dejar la violencia en el pasado.

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