La policía francesa detiene a otros dos independentistas bretones por el atentado en una hamburguesería
El atentado contra el McDonald's de Quévert (Bretaña) que acabó con la vida de una empleada puede costarle muy caro al movimiento independentista bretón. Ayer, la División Nacional Antiterrorista (DNAT) francesa detuvo a otros dos independentistas, con lo que ya son nueve destacados elementos del grupo Emgann, escaparate legal del denominado Ejército Revolucionario Bretón (ARB), los que permanecen arrestados como sospechosos de participar en la acción. Otros dos detenidos en las redadas del martes fueron liberados ayer tras ser interrogados. Las identidades de los nuevos detenidos no fue facilitada por las autoridades, pero sí se supo que los arrestos se produjeron en Fougeres y en la isla de Groix (noroeste). Entre los arrestados el martes se encuentra el propio portavoz de Emgann, Gaël Robert, que, según el ministro de Interior, Jean-Pierre Chevènement, es la persona que entregó a un periodista el disquete informático con el último, y extraño, comunicado del ARB.
"Si, como parece, es él quien entregó el comunicado al periodista Victor Robert, podemos pensar que Emgann y ARB son más o menos la misma cosa", afirmó ayer Chevènement a la salida de la reunión semanal del Consejo de Ministros. El periodista, que trabaja para la emisión Karl Zéro de Canal Plus, ha sido puesto en libertad después de soportar un interrogatorio de 11 horas.
Los agentes de la Dirección Nacional Antiterrorista que investigan el atentado se han incautado de los ordenadores y de diverso material documental en la sede de la revista Breman, una publicación mensual en lengua bretona en la que trabaja, como única asalariada, la también detenida Solenn Georgeault.
La policía dice estar convencida de haber identificado a los autores del último comunicado de ARB y cree que el núcleo duro de este grupo se encuentra bien situado en Emgann. En su texto, los terroristas bretones niegan toda relación con la bomba que mató a la empleada del MacDonald's de Quévert, pero reivindican la colocación, el 14 de abril, de otra bomba en otro establecimiento de esa misma cadena en Pornic. A modo de explicación, adelantan la teoría de que los servicios del contraespionaje francés, el DST, habrían retirado el artefacto explosivo del McDonald's de Pornic para colocarlo en el restaurante de Quévert.
Tan rocambolesca tesis tropieza con el hecho de que la bomba de Pornic estalló efectivamente, aunque los daños causados fueron tan escasos -cristales rotos, un pequeño cráter de 30 centímetros- que el propietario no los atribuyó al efecto de una bomba. Hasta la publicación del comunicado de ARB, la denuncia de los destrozos no había motivado una inspección policial en el establecimiento. En los dos casos, al igual que en el atentado contra la oficina de Correos de Rennes, el explosivo utilizado no es otro que la dinamita robada el pasado 28 de septiembre en Plévin, operación realizada por ETA con la ayuda del ARB.
Así las cosas, los terroristas bretones parecen haber sido pillados en una mentira flagrante, urdida para escamotear su responsabilidad en la muerte de Laurence Turbec, de 28 años, la primera víctima mortal de su historia, y desviar la catarata de descalificaciones que se vierten estos días contra ellos.
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