Medio centenar de estudiantes de Úbeda aprenden a reciclar objetos para obtener adornos personales
Los alumnos más pequeños elaboran juguetes a partir de los desechos domésticos
La Oficina Municipal de Información al Consumidor de Úbeda ha iniciado un contacto con los estudiantes de la localidad a través de talleres que tienen como meta educar para el reciclado. Este año llegarán a un total de 50 estudiantes repartidos en cinco grupos de diferentes edades. Para ello se han establecido dos actuaciones diferenciadas. A los estudiantes de entre 8 y 10 años les ofrecerán el taller Reciclar es más barato y divertido, mientras que los alumnos de entre 13 y 14 años las clases se orientarán hacia los trabajos manuales que tienen como fin la decoración.
Cartones de leche, botes de refresco, telas viejas o lana sirven para hacer juguetes, collares y hasta una ciudad reciclada. Enseña a hacerlo Rosa Bárcenas, responsable de la Oficina Municipal de Información al Consumidor de esta ciudad, a cinco grupos de estudiantes de Úbeda (Jaén) a los que muestra cómo recuperar lo que casi todos consideran basura inservible. Medio centenar de estudiantes con edades comprendidas entre los ocho y los catorce años está realizando los talleres."Cada vez que hacemos algo consumimos, generamos desechos y eso suele producir daño en el medio ambiente". Este es el mensaje que Bárcenas está lanzando a los escolares, ayer a un grupo de alumnos de entre 8 y 10 años que estudian en la escuela SAFA de Úbeda. "Para ellos este tipo de mensajes no es nuevo. Conocen bastante del reciclado, aunque se notan grandes diferencias de conocimiento entre los estudiantes dependiendo el entorno del que procedan", advierte. Lo que les enseña, en resumen, es la clave de las tres erres: reciclar, reutilizar y reducir.
A los alumnos de la SAFA les preguntó al empezar el taller si ver televisión significa consumir. Un no fue la respuesta mayoritaria entre los alumnos, hasta que uno de ellos levantó la mano para llevar la contraria al resto de sus compañeros. "Sí, claro que se consume, electricidad". Este era el pie que la responsable de la OMIC y la profesora del curso, Ana Roldán, necesitaban para empezar a poner ejemplos del consumo y los daños que genera.
Las centrales hidroeléctricas necesitan agua, un salto en un río y una modificación de las condiciones medioambientales que suelen afectar a peces y flores acuáticas. Con estos ejemplos se pretende que los niños aprendan que todo lleva al consumo.
Una vez que la idea está clara el siguiente paso es el de reducir la cantidad de cosas que se adquieren y reutilizar las que ya se poseen. La primera clase de este taller destinado a los más pequeños orienta sobre cuáles son los materiales de desecho más habituales en una casa. La segunda jornada de trabajo transcurre en el propio hogar de cada niño, en el que se debe buscar material para reutilizar.
Es en la tercera jornada cuando surge el trabajo más activo y el que resulta más estimulante para los escolares. Bárcenas comienza ese día de trabajo con la separación de los materiales por grupos. Después se ofrecen ideas base para construir camiones con cartón o para hacer trenes con latas de refresco. "No hace falta decir mucho, es la imaginación de los niños lo que construye los mejores juguetes".
El taller para los más pequeños se ha llamado Reciclar es más barato y divertido. Los estudiantes establecieron un decálogo para salvar la tierra. Entre los preceptos que se mostraron dispuestos a cumplir se encuentra el de "hacer cosas nuevas con las que ya sean viejas y no sirvan", recoger y depositar la basura en los lugares adecuados para que sea "debidamente tratada", elegir a la hora de comprar los productos que no vayan "sobreenvasados", respetar el medio ambiente y los seres vivos que lo componen o "consumir sólo lo realmente necesario".
La forma de llamar la atención de los mayores, estudiantes ya de instituto, pasa por implicarles a través de la moda. Con telas que ya no se utilizan en casa, con lanas, cuadernos y con los materiales que encuentren los adolescentes se fabrican piezas de artesanía y adornos personales, como collares o pañuelos. El taller para los alumnos de instituto se ha denominado Adórnate reciclando.
El mayor trabajo será la construcción de la maqueta de una ciudad con material reciclado. Todos los trabajos se expondrán durante este mes en el Hospital de Santiago.
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