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Morante: "Me siento obligado a dar todo lo que tengo"

Morante de la Puebla es una figura del toreo. Actuaciones como la del sábado lo confirman. José Antonio Morante, en cambio, es un chaval joven de 21 años, de aspecto frágil, que se duele en una cama de la clínica Sagrado Corazón de una herida grave por asta de toro en el muslo izquierdo."No he pasado buena noche. Ahora me encuentro mejor pero he tenido ganas de vomitar, muchos dolores y unas décimas de fiebre", decía ayer por la mañana en su habitación. ¿Y la espalda? ¿Puede repetirse la lesión? "Yo no he tenido molestias. Todavía no me he puesto de pie, pero no me ha dolido nada", comenta. El parte médico, firmado ayer por el doctor Vila, prescribe para el torero un estudio radiográfico de la columna, aunque la exploración sigue siendo negativa.

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'Vaya ganao'

Sólo cuando José Antonio habla de la cogida del sábado vuelve a ser Morante de la Puebla y afirma convencido que merece la pena pasar tantos sufrimientos y riesgos por mandar en el escalafón. "Las cornadas son un orgullo para un torero, algo que no le pasa a la gente normal. Son medallas que da la profesión, siempre que no te dejen mal para el resto de la vida, que la vida es lo más bonito", dice el matador.

Morante recuerda el momento de la cogida: "Dejé crudito al toro para que tuviera movilidad, para que hubiese espectáculo y llamara la atención. Salí con todas las ganas del mundo, porque teniendo una puerta del Príncipe en la mano, si se me va por no haber hecho el esfuerzo, no me lo hubiese perdonado. Salí a por todas y en el segundo muletazo me echó mano".

En la cama de al lado, todos los periódicos del día alaban su actuación. El torero sabe la importancia de la prensa y se muestra halagado: "Me da mucho orgullo leer lo que se ha publicado de mí. Estando herido en una cama, sé que el esfuerzo que he hecho en la plaza se ve recompensado".

Entusiasmo de la afición

La afición sevillana, al elogio de la prensa por Morante, añade el entusiasmo. La plaza estaba el sábado con él, y lo sabe. "Yo llevo el toreo muy dentro, siento cosas muy íntimas. Y cuando veo al público entregado, me siento obligado a dar todo lo que tengo: mi entrega, mi sabiduría, incluso la vida. Hay que darlo todo", confiesa.

Ahora le queda una larga recuperación. "No lo sé. Depende de mi condición física. Reapareceré cuando esté al cien por cien", dice. Con la Feria de Abril perdida, su mente piensa ya en su compromiso en Madrid, en la Feria de San Isidro: "Me hace mucha ilusión ir a Las Ventas. Es la plaza más importante que me queda por conquistar como matador de toros. Pero no sé si estaré. Depende de cómo me vea. Cuando salga otra vez a una plaza de toros será en plenas facultades". Su ausencia en Madrid podría dar al traste con la intención de una figura que venía a Sevilla dispuesta a reventar la temporada.

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