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Una reunión tensa, con un duro debate y repleta de desavenencias

El acta tomada por el escribiente de ETA de la reunión celebrada con PNV y EA el 11 de julio del pasado año refleja que en las dos sesiones de este encuentro no hubo apenas coincidencias. Todo lo contrario, sobre la mesa se pusieron grandes desavenencias y se produjeron, incluso, muchos momentos de tensión. Estos se intensificaron en la segunda parte, cuando ETA propuso a sus interlocutores la ya conocida idea de convocar elecciones en las tres provincias de la comunidad autónoma, Navarra y el País Vasco francés. El PNV tachó la propuesta de "invención de laboratorio, utopía, fuera de la realidad, fantasía y metedura de pata", calificativos que, siempre según ETA, no fueron suficientemente "razonados". El PNV reclamó entonces la presencia de HB para que no se discutiera sólo esto entre los dos partidos y la banda armada y defendió "otros planteamientos que, partiendo del marco vigente, pueden desarrollar la construcción nacional". EA dijo que "la propuesta era como para firmarla el mismo día, pero que eso no valdría porque habría mucho que hablar sobre su puesta en práctica".

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Tres puntos

ETA accedió a una "moratoria" hasta septiembre para que concretaran una propuesta alternativa. Sólo el PNV respondió en tres puntos: se comprometía a defender un estatus de nación para Euskadi; partiendo del derecho de autodeterminación, impulsaría un proceso político y social para los ciudadanos de las provincias vascas que "concretaría la organización interna y la relación con otros estados y, a partir de este momento histórico, se afianzaría el estatus político y el nivel de poder"; por último, el resultado de este proceso debería recibir "el apoyo democrático de la mayoría, y los espacios que hoy cuestionan el futuro de la sociedad vasca deberán respetar este resultado". Esta carta es calificada por ETA de "declaración de intenciones" porque el PNV "se veía obligado a presentar algo".

Otras desavenencias: cuando ETA asegura que ha cumplido al cien por cien "su parte" del acuerdo firmado, en referencia a la tregua, mientras que los partidos "no han roto con España", el PNV respondió que "los que han recibido el impuesto revolucionario no han vivido una situación de tregua y que sus derechos humanos han sido conculcados".

En el momento en que ETA anunció que el acuerdo quedaba "en el aire" y, por tanto, "todos los compromisos en suspenso", nueva alusión a la tregua, el PNV dijo que "no acepta el diktat de nadie y tampoco el soporte de ETA al proceso". ETA contestó que para evitarlo había que "avanzar en iniciativas".

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