"La realidad es imperialista", concluye la Semana Galega de Filosofía

"La realidad es imperialista", se afirma en las conclusiones de la XVII Semana Galega de Filosofía, que se clausuró ayer en Pontevedra, después de considerar las aportaciones de varios expertos al debate de la globalización desde las ópticas económica, política, tecnológica, cultural y militar. "La interdependencia entre todos los pueblos del mundo es un hecho, preñado de posibilidades, pero que está alumbrando abundantes desigualdades no sólo entre los pueblos, sino dentro de cada pueblo", se dice en las conclusiones.James Petras, profesor de la Universidad neoyorquina de Binghamton, pronunció la lección de clausura de esta edición de la Semana de Filosofía, especialmente centrada en analizar la globalización a partir de las ponencias del propio Petras, el cubano Osvaldo Martínez, los catedráticos Emilio Lledó y Jorge Álvarez Yagüez, e Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique. En total, han participado una veintena de ponentes y un millar de matriculados.

La cartera y el miedo

Las conclusiones del congreso empiezan por reafirmar que "el pensamiento, la ideología, no es, ni mucho menos, un estorbo. Sólo molesta a quienes intentan que las decisiones se adopten desde la cartera o el miedo y quieren poner fin a las ideas y a la historia" para no cambiar la realidad.

El pensamiento no se vende, sino que se ejercita para que las personas tengan dignidad, se añade en las conclusiones, que censuran la competitividad y la concentración por cuanto están trascendiendo en "acumulación en pocas manos, pobreza, desregulación, expansión del modelo cultural americano...", instrumentalizadas por "un neoliberalismo en el que el lucro y la competitividad se han convertido en valores de actuación y justificación". Frente a la "utopía liberal de la muerte del Estado, dejando sólo el mercado y sus leyes", se reclama que la política recupere su condición central. "La economía no tiene que ser necesariamente imperialista, los ejércitos no pueden seguir siendo baluartes de un mundo basado en el beneficio, la política no puede renunciar a su papel, la cultura ha de ser crítica, abierta, plural, y las nuevas tecnologías son sólo instrumentos, no fines".