Ivanov supedita el desarme ruso al pacto antimisiles con EE UU
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Ígor Ivanov, aseguró ayer en la Conferencia de Naciones Unidas encargada de revisar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que si Estados Unidos se empeña en modificar el tratado ABM de defensa antimisil, Rusia ya no se sentirá obligada a proseguir su política de desarme. Treinta años después de la firma del TNP, las viejas diferencias entre los dos países sobre estrategias de defensa antimisiles, que parecían restos obsoletos de la guerra fría, han vuelto a centrar el debate sobre los riesgos de un enfrentamiento nuclear. "Aplicar el acuerdo ABM sin moficicaciones es un requisito indispensable para seguir respetando el TNP", dijo ayer Ivanov. "Ésta es una estructura muy frágil, si se debilita uno de los elementos, todo el sistema se viene abajo". En su discurso en la sede de la ONU, el ministro de Exteriores ruso hizo una enardecida defensa de la política de desarme de su país, recordando que la Duma ratificó a principios de este mes el acuerdo START II sobre reducción de armas nucleares y el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares.
Liderar la crítica
Con esta reciente doble ratificación, Rusia pretende liderar la crítica del resto de los 186 miembros del TNP -reunidos durante un mes en Nueva York para actualizar los términos del tratado- contra la intención de Estados Unidos de reanudar su política de defensa antimisil. Esta iniciativa, dijo Ivanov, "afecta a los intereses de todas las naciones por lo que vamos a iniciar un ronda de conversaciones intensivas no sólo con Estados Unidos sino también con el resto de los países".
El ministro de Asuntos Exteriores ruso no mencionó sin embargo en su intervención la nueva doctrina militar aprobada por el primer ministro, Vladimir Putin, el pasado 21 de abril, y que permite al Kremlin utilizar en primer lugar las armas nucleares en caso de agresión a gran escala o ataque con armas de destrucción masiva. Lo cierto es que Moscú teme que la nueva iniciativa de Washington altere el equilibrio nuclear con Estados Unidos, en un momento en que Rusia no se puede permitir renovar su arsenal. Éste será uno de los temas cruciales de la próxima cumbre entre Clinton y Putin que se celebrará en Moscú los próximos 4 y 5 de junio. Ivanov tenía previsto entrevistarse ayer en Washington con el presidente norteamericano, Bill Clinton, y con su secretaria de Estado, Madeleine Albright, para preparar la reunión.
Desde hace seis meses, los norteamericanos tratan de convencer a los rusos de que su nueva política de defensa antimisil, que fue lanzada el pasado verano por Clinton, no amenaza a Moscú sino que pretende crear un escudo limitado contra los ataques de los llamados Estados rebeldes: Corea del Norte, Irán e Irak. Pero la puesta en marcha de este nuevo sistema, que el presidente norteamericano todavía debe aprobar antes de este verano, implica modificar la letra del tratado antimisil ABM acordado con la Unión Soviética en 1972.
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