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El exilio radical paraliza el barrio cubano de Miami, pero no logra extender su protesta

Miles de cubanos secundaron ayer un paro general en protesta por la decisión del Gobierno de Estados Unidos de sacar al niño balsero Elián González por la fuerza para entregárselo a su padre. Aunque la convocatoria original era "Miami, ciudad muerta", la huelga se limitó a la Pequeña Habana y otras áreas donde se concentra la población cubana, pero no al resto del condado de Miami-Dade, que siguió funcionando con normalidad. Fue una constatación más de la polarización entre los tres grupos étnicos predominantes, cubanos, anglosajones blancos y negros.

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El cartel de "cerrado en apoyo a Elián" colgaba en las puertas cerradas a cal y canto de cientos de oficinas, cafeterías, supermercados, tiendas y gasolineras de la Calle Ocho y sus alrededores. Casi como una ciudad semifantasma, que contrastaba con el habitual paisaje de gente tomando coladas de café cubano en los mostradores al aire libre y discutiendo la próxima ofensiva para derrocar a Fidel Castro. "Si todo el mundo ha cerrado, pues yo también, porque nos han traicionado y hay que solidarizarse con esa pobre familia", decía José Mayor, dueño de una gasolinera. "Sé que voy a perder mucho dinero, pero tenía que decir 'presente' a la causa de la libertad de Cuba". Radio Mambí, la emisora que representa el ala radical anticastrista, hacía llamamientos al patriotismo y leía las listas de quienes habían respondido a la huelga: "Supermercados Sedanos, Goya Foods, Estrella Insurance, los bancos Terra Bank y Continental National Bank...", decía Armando Pérez-Roura, director de la emisora y miembro del comité que convocó el paro Foro Patriótico Cubano. Esa organización, que integra a una decena de grupos de exiliados radicales, declaró la huelga de brazos caídos y silencio como una "victoria rotunda" y convocó una "marcha multitudinaria" para el próximo sábado. La cantante Gloria Estefan y su marido, Emilio Estefan, también cerraron sus estudios de producción musical y sus restaurantes, en los que emplean a más de 1.000 personas. La importante empresa de telecomunicaciones Mastec, propiedad de la familia del difunto líder anticastrista Jorge Mas Canosa, cerró parte de sus operaciones, y el enclave cubano por excelencia, el Restaurante Versalles, tampoco abrió.

Permiso a funcionarios

"Es la forma pacífica de responder a un acto violento e injusto", dijo el alcalde cubano del condado, Alex Penelas, de 39 años. El ayuntamiento condal dio permiso a sus 28.000 funcionarios para que secundaran la huelga, con excepción de los que trabajan en los principales servicios. De hecho, el puerto y aeropuerto, los bomberos, policía y hospitales funcionaron con normalidad. Los concejales -más de la mitad son cubanos- suspendieron la junta municipal prevista para ayer. La policía del condado y la del municipio separado de Miami (donde se encuentra la Pequeña Habana) permanecieron en estado de alerta, pero no se produjeron incidentes.

La única controversia que tiene los ánimos caldeados es precisamente la actuación policial durante los disturbios del sábado, en que lanzaron gases lacrimógenos y detuvieron a más de 300 manifestantes que intentaron provocar el caos en la ciudad prendiendo centenares de fuegos, parando el tráfico y vandalizando coches y banderas.

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El alcalde del municipio de Miami, Joe Carollo (que el año que viene confronta la reelección), ha pedido la cabeza del jefe de policía a cargo de la operación, en la que participaron 700 agentes. Uno de ellos, John Brooks, ha recibido varias amenazas de muerte por haber ido en la furgoneta en la que metieron a Elián tras sacarlo a las cinco de la madrugada de la casa de su tío abuelo Lázaro González. Los cubanos son una tercera parte de los 2,3 millones de habitantes del condado de Miami-Dade, pero tienen un gran poder político.

Esa realidad lleva más de una década abriendo una brecha profunda en la convivencia étnica en Miami, que el caso Elián ha empeorado. Las encuestas son una muestra elocuente: un 78% de los blancos está a favor de que Elián volviera con su padre, opción que también respalda un 92% de los negros, mientras que un 82% de los cubanos está en contra.

Elián estuvo hasta ayer en la base de Andrews, felizmente reunido con su padre, según las fotos difundidas y de los testimonios de psiquiatras, abogados y otros visitantes. Pero al mediodía, la familia se trasladó a una residencia en la propiedad estatal de Wye Plantation (lugar conocido por ser escenario de diálogo en el conflicto de Oriente Próximo), según confirmó el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, James Rubin. A su vez, el presidente Clinton pedía que se "dejara en paz" a la familia. Según los medios estadounidenses, la familia González residirá en la granja Carmichael.

Poco antes, los familiares con los que vivió Elián desde fines de noviembre fueron rechazados por cuarta vez en tres días cuando trataron de entrar en la base a ver al niño. El Gobierno estadounidense, por otra parte, aceptó conceder visados a cuatro amigos de clase de Elián y a cuatro adultos que les acompañen, según informó ayer el Departamento de Estado.

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