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DEBATE DE INVESTIDURA

IU reitera al PSOE su voluntad de mantener una unidad de acción

Carlos E. Cué

La apuesta de Izquierda Unida por la unidad de acción de la izquierda sigue intacta. Pese al desdén actual del PSOE o precisamente para que, en todo caso, quede como el culpable de la ruptura, su portavoz, Francisco Frutos, reiteró ayer "la voluntad de diálogo" de su organización con los socialistas. Antes expuso todas las apuestas de IU, especialmente las sociales, y se enzarzó con José María Aznar en un debate sobre el sentido de la izquierda y la permanencia de la estructura de clases en la sociedad.

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La forma que eligió Francisco Frutos para comenzar su discurso es sintomática del momento que vive Izquierda Unida y de la forma en que se propone afrontarlo. "IU ya no tiene la misma fuerza" que en 1996 [ha pasado de 21 a ocho diputados], "pero cuando una política se considera justa se debe defender", afirmó.La coalición atraviesa un momento dramático: tiene menos votos que nunca y está muy cerca de la quiebra económica y embarcada en un complicadísimo y casi fratricida proceso de sucesión de su líder durante 12 años, Julio Anguita. Pero esto no le impide aprovechar los resquicios que le quedan, y el Parlamento es uno de ellos, para mantener sus posturas diferenciadas, especialmente en las cuestiones sociales.

Respecto al acuerdo electoral con el PSOE, Frutos hizo un análisis muy autocrítico e incluso pesimista de la situación de la izquierda y reconoció que el pacto se hizo "precipitadamente", pero continúa apostando por la unidad como la única manera de conseguir que "los hombres y las mujeres de izquierdas crean en su capacidad de cambiar las cosas".

Dentro del estudio sobre la izquierda y la derecha, Frutos, que se estrenaba como portavoz tras el abandono de Anguita de la primera línea debido a su problema cardiaco, contrapuso la gestión del presidente del Gobierno en funciones, José María Aznar, que ha sabido aprovechar "la sociedad escéptica y descreída ante la política" para "integrar a la extrema derecha y entrar en zonas históricas de la clase trabajadora" gracias al mensaje de que "la derecha moderna es mejor que la izquierda caótica y aventurera".

No obstante, Frutos piensa que la recuperación de la izquierda es posible porque está convencido, como ha repetido durante toda la campaña electoral, de que "las clases existen, aunque haya cambiado su estructura". Así, considera que "la corriente profunda de izquierdas" que hay en España puede volver a la luz si se unen no sólo los dos grandes partidos de la izquierda, sino "las gentes de la calle", que continúan creyendo en esta apuesta política y están dispuestas a "reconstruir" estos valores.

En ese punto, Aznar y Frutos se enzarzaron en un debate sobre el sentido de la izquierda y la lucha de clases. El líder del PP citó la caída del muro de Berlín, en 1989, como el ejemplo más claro de que ese discurso ya no es válido mientras que el de IU aludió a la vigencia de "la vieja cultura formada en las barricadas del trabajo y del saber".

Antes de analizar la situación de la izquierda, Frutos desgranó las exigencias de su coalición al nuevo Gobierno de Aznar, que forman su apuesta y que les hace votar en contra de su investidura porque saben que desarrollará exactamente lo contrario. Las líneas básicas de su modelo son conocidas: reforma laboral para reducir la precariedad; revisión de las empresas de trabajo temporal; mejora de las condiciones de trabajo y aplicación de la ley de las 35 horas semanales; mejora de las pensiones más bajas y del salario mínimo interprofesional; mantenimiento de la nueva ley de Extranjería; defensa de la sanidad y las escuela públicas en contraposición a las políticas privatizadoras del PP; revisión del proceso de privatización de las empresas públicas para "evitar" que "el señor Villalonga y sus 99 magníficos se repartan 80.000 millones"...

Frutos también expuso sus propuestas para tratar de solucionar el conflicto del País Vasco -criticó al líder del PNV, Xabier Arzalluz, por sus polémicas declaraciones sobre los inmigrantes-. Se basan en la defensa del diálogo por encima de todo.

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