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Sanidad limitará la influencia de los laboratorios sobre los médicos para que receten sus productos

El Departamento de Sanidad ofrecerá a partir de ahora más información a los médicos sobre los nuevos medicamentos que salgan al mercado con el objetivo de contrarrestar la influencia que los laboratorios ejercen sobre los facultativos para que receten sus productos. Sanidad ha elaborado un plan para hacer llegar a los médicos una información más "aséptica y equilibrada", que permita a estos profesionales "recetar mejor y, si es posible, ajustándose al principio coste-eficacia", según ha señalado a este periódico el subdirector de Farmacia, Gonzalo Trincado. La factura farmacéutica en España va en aumento año tras año. En Euskadi, el gasto medio en medicinas se incrementó en un 11,7% el año pasado, superando ya los 52.000 millones de pesetas (312,5 millones de euros).

Los médicos reciben la información más importante sobre las últimas novedades en cuanto a fármacos a través de los representantes de los laboratorios que les visitan en sus consultas. La gran cantidad de dinero que las industrias farmacéuticas invierten en la promoción de sus medicamentos les obliga a una agresiva política de ventas, cuyos principales destinatarios son los médicos, a los que en ocasiones se trata de convencer de las bondades del producto con prebendas como viajes de lujo para congresos. [El secretario del Comité de Deontología de la Organización Médica Colegial, Gonzalo Herranz, culpó recientemente a los colegios médicos de actuar con pasividad ante este problema (ver EL PAÍS de anteayer)].La Administración también dispone de su propio sistema de información sobre las novedades farmacéuticas. Por un lado, están las campañas que organiza para los médicos y la población en general sobre aspectos relacionados con el uso racional de los medicamentos y, por otro, está el trabajo que realiza el Centro Vasco de Información del Medicamento (Cevime), un organismo dependiente de la Subdirección de Farmacia. Es precisamente en este último apartado donde Sanidad piensa introducir algunas novedades.

Consultas profesionales

El Cevime sólo atiende las consultas de los profesionales (médicos, farmacéuticos y enfermeras) y ofrece "una información imparcial, objetiva y evaluada sobre un nuevo medicamento que sale al mercado", según señala su responsable, Iñigo Aizpurua.

A través de unas fichas, que reparte entre los 1.400 médicos de atención primaria (generales y pediatras) del sistema público, refleja las ventajas que presenta el nuevo medicamento sobre los que ya están presentes en el mercado o, por el contrario, echa por tierra las posibles virtudes de las que hable el laboratorio en su promoción. Trincado adelanta que el Cevime elaborará desde ahora fichas "más atractivas" que las actuales (con la información más condensada, presentando todo tipo de innovaciones) y que también las enviará próximamente a los médicos especialistas, que constituyen una parte importante de los facultativos que integran la red pública.

Aizpurua confirma que se va a potenciar el trabajo del Cevime porque "es el centro de referencia para resolver cualquier duda que haya sobre medicamentos". Cada año recibe una media de 500 consultas. Los médicos llaman directamente al centro o bien es el servicio de farmacia de cada hospital quien se encarga de realizar las consultas.

Genéricos

El subdirector de Farmacia reconoce que "pelear contra la presión que ejercen los representantes, que están todo el día cerca de los médicos, es muy difícil" y añade que "el departamento está en plena revisión de la estrategia para racionalizar el uso de los medicamentos. Hay que potenciar todo lo que tenemos a nuestro alcance porque la información que proporciona la Administración es la única objetiva que reciben los facultativos".

También está previsto ampliar las campañas de información general y hacer hincapié en la importancia de recurrir a los medicamentos genéricos. Así, se lograría el objetivo que se ha marcado el departamento de recetar según el principio de "coste-eficacia".

Los genéricos son principios activos cuya marca comercial ha perdido la patente y, por lo tanto, se pueden vender más baratos. Por ejemplo, uno de los antibióticos más recetados por los médicos es el Clamoxil. Una caja de 500 miligramos del mismo repartido en 24 sobres -lo que supone un tratamiento de ocho días- cuesta 930 pesetas. Si el médico recetase un genérico para ese tratamiento, cuya eficacia está científicamente demostrada y es similar a la del Clamoxil, el coste sería de 807 pesetas. Otro ejemplo: Voltaren es uno de los antiinflamatorios más conocidos por los ciudadanos, recetado habitualmente para los dolores musculares. Un tratamiento de 50 miligramos, distribuido en 40 comprimidos, cuesta 998 pesetas. La medicación con su genérico supone 550 pesetas.

El subdirector de Farmacia abunda en que "la labor de la Administración radica en evaluar si las novedades terapéuticas que están en el mercado aportan algo y, sobre todo, si la relación costo-eficacia es favorable a la introducción de los nuevos principios activos (sustancia medicinal)".

Reacciones adversas

A lo largo del año 1998, el centro de Farmacovigilancia, ubicado en el Hospital de Galdakao, contabilizó un total de 559 sospechas de reacciones adversas a los medicamentos. Los médicos informan de manera voluntaria a este centro sobre los pacientes que no han tolerado la medicación prescrita. El servicio está conectado a una base nacional de datos, que a su vez está en contacto con la base de datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Allí se evalúan los efectos adversos del medicamento y cuando un fármaco puesto recientemente en el mercado tiene unas reacciones desfavorables importantes se retira. El año pasado se retiraron dos a nivel mundial que acababan de ser comercializados. De las 559 sospechas de reacciones adversas a medicamentos notificadas al centro vasco en 1998 (último año del que existen datos disponibles), un total de 376 (un 67%) fueron leves, 164 (un 29%) moderadas y 19 (un 4%) graves. Antes de comercializarse, un fármaco ha sido probado al menos por unas 2.000 personas en una batería de ensayos clínicos, pero hasta que no se ponga en el mercado a veces no es posible detectar sus efectos.

"En ocasiones puede provocar reacciones adversas en una personas por cada 5.000 que lo han tomado", apunta Iñigo Aizpurua, responsable del Cevime. El grupo de medicamentos más notificado como sospechoso de causar una reacción adversa a sus consumidores fue el antimicrobianos (28%), seguido por los medicamentos del sistema nervioso (16%), los cardiovasculares (13%) y los antirreumáticos y antiinflamatorios (11%).

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