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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Elián, penúltimo acto

A pocos puede haber sorprendido que haya sido necesaria una exhibición de fuerza tan hollywoodense para reunir a Elián González con su padre. En las últimas semanas, y a medida que el niño balsero iba ganando condición de icono entre los cubanos más extremistas de Miami, estaba claro que sus familiares de la Pequeña Habana nunca le entregarían por las buenas a las cada vez más disminuidas autoridades federales. El desenlace de ayer es, así, el colofón surrealista (madrugada, grupo de asalto, armas largas, gases lacrimógenos) exigido por el guión de una historia de cinco meses en la que todos sus protagonistas -exceptuando la víctima- hace tiempo que abandonaron los carriles del más elemental sentido común.Desde el mismo comienzo de su odisea, en noviembre pasado, la situación de Elián fue transparente para la legislación estadounidense y la internacional. Muerta su madre en el hundimiento de la balsa que la acercaba a Florida, el niño debía ser devuelto a su progenitor, un hombre que cumplía a satisfacción de EEUU todos los requisitos que se esperan de su condición. Pero el pequeño náufrago sobrevivió a un mar para caer en las aguas de la envenenada relación entre Cuba y Estados Unidos, dos países a menos de 100 millas que se ignoran desde hace 40 años. El poderoso exilio cubano le eligió como santo patrón de su guerra de propaganda contra Fidel. Nada podía beneficiar más al dictador. Castro ha hecho de Elián el mártir de la causa, y en su nombre la agitación antiestadounidense en la isla ha sido en los últimos tiempos intensa e ininterrumpida.

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La entrega de Elián a su padre desata una tormenta sobre Clinton

En el bochorno de lo sucedido desempeña un papel fundamental la indecisión de Washington, rehén por partida doble de la influyente colonia cubana en Florida y de las exigencias de un año electoral. La ministra de Justicia, Janet Reno, se ha cansado en estos meses de proclamar la necesidad de reunir a Elián con su padre. Pero sólo ha actuado, con el respaldo explícito de Clinton, cuando era obvio que el caso se le iba de las manos; tanto como que el Gobierno y la ley estaban siendo ninguneados por los familiares de Elián y el ala ultra de los 800.000 cubanos de Miami. Que Castro explote la torpeza estadounidense está en la lógica de un régimen a la desesperada. Lo está menos la complacencia de Washington a cambio de unos miles de votos para el candidato presidencial Gore.

Con su cinematográfico rescate por los federales se abre el penúltimo episodio de la saga Eliancito. Por decisión de un tribunal de apelación de Atlanta, el niño deberá permanecer en Estados Unidos hasta que la justicia decida finalmente quién puede hablar por él y si cabe considerarle con derecho a solicitar asilo. El caso puede tardar otro mes en sustanciarse. Hasta entonces, Elián va a permanecer con su padre, probablemente en un ambiente menos circense que el de los últimos cinco meses de su corta y agitada vida.

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