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La incógnita política del Doctor Sutil

Bettino Craxi le definió al final de su vida como "un profesional" de la política que "trabaja con contrato", y los herederos del líder socialista, fallecido en enero, aseguran que es un político frío y calculador. Un sabio "navegante" de las aguas turbulentas de la política italiana que se cuidó mucho de asistir al entierro de su antiguo jefe. Giuliano Amato, de 61 años, nacido en Turín, jurista y profesor de Derecho Constitucional, no despierta excesivos entusiasmos ni entre los sectores de la diáspora socialista que quedaron del lado de El Polo, ni entre la izquierda radical.Su nombre como candidato a primer ministro provocó en el órgano histórico de la extrema izquierda italiana, Il Manifesto, un titular que venía a decir: "Es preferible ir a las urnas". Las razones de esta desconfianza están en el pasado político de Amato, hombre de muchos sobrenombres -Doctor Sutil, es el más utilizado- al que nadie discute una aguda inteligencia, tan aguda que, aseguran, su intrincado razonamiento llega a perderse a veces en las volutas, sutiles como el humo, de su dialéctica.

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Lo cierto, sin embargo, es que Amato es también el hombre que la izquierda y el pueblo italiano asocian a algunas de las políticas liberales más discutidas de los años ochenta. Años en los que Amato era la mano derecha de Craxi, a cuyas órdenes fue vicesecretario del PSI (entre 1989-1992) y subsecretario de Presidencia en los dos Gobiernos presididos por el líder socialista.

En 1985, Amato redactó un decreto sobre televisión que fue considerado una obra de arte legislativa para legitimar las cadenas privadas. Su principal beneficiario sería Silvio Berlusconi, el gran patrón de la televisión privada italiana, gran amigo, además, de Craxi. Fue el propio líder socialista el que propuso a Amato como primer ministro en 1992, año en el que se inicia la tormenta de Tangentopoli -de la que Amato saldría indemne-, y la lira se ve obligada a abandonar el Sistema Monetario Europeo.

Ese año crucial en la historia de Italia, Amato firmó los Presupuestos más severos que ha conocido el país hasta la fecha. Entre los "pecados" de aquellos años del profesor socialista, ha recordado ahora el líder comunista Fausto Bertinotti, figura la ruptura de la llamada "escala móvil", que asociaba el aumento salarial de obreros y funcionarios con el aumento de la inflación. Por fortuna para el nuevo líder de El Olivo, la lista de "errores" que le imputa la izquierda tiene una lectura positiva vista desde el centrismo, el lado que pesa más en la coalición desde la derrota electoral. Los Presupuestos de 1992 fueron en realidad "el intento más serio de saneamiento de las cuentas públicas"; la ruptura de la escala móvil, un paso tímido hacia una mayor flexibilidad laboral, y así sucesivamente.

Lo que está claro es que Amato es hombre que despierta grandes simpatías en sectores católicos. Contrario al aborto, se ha mostrado hace poco partidario de sancionar a los clientes de las prostitutas. No hace mucho, sus comentarios respecto a la tardía paternidad del escritor estadounidense Saul Bellow, dejaron estupefacta a la concurrencia. Amato le calificó poco menos que de "viejo verde". A su edad, dijo, "sólo está pensando en follar".

Amato dejó el Palazzo Chigi en 1993 y al año siguiente fue nombrado por Berlusconi presidente de la Comisión Antitrust. Poco después abandonó la política para dedicarse a la enseñanza hasta que D'Alema se acordó de él y le ofreció una cartera, Reformas Institucionales, en su primer Ejecutivo. Cuando Ciampi fue elegido presidente de la República, Amato pasó al Ministerio del Tesoro y de ahí todo apunta a que regresará a Chigi, llevando consigo la incógnita de la indefinición política que él mismo cultiva. Estos días ha anunciado ya que el programa de su Gobierno será "de izquierda-derecha". Una síntesis prodigiosa que demuestra lo vieja que se queda la política para definir el programa del Doctor sutil.

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