Seda
El Ayuntamiento de Cádiz ha pensado que lo mejor es vestir a la mona de seda. El concejal de Fomento, Fernando Sicre, desafía al siglo del acero y apuesta por la moda. Del dique al taller de estampación sobre seda que impartirá Luis Gonzalo. Cádiz quiere una industria textil, porque los astilleros están a lo justo. La ciudad mira el ejemplo de Orense, que con Adolfo Domínguez al frente sacó adelante una próspera empresa que proporciona miles de empleos. Pero no repara el municipio en que los astilleros dan ya más para la sección de Cultura que para la de Economía. La mejora social de los históricos productores del dique puso fin al reparto de pollos en las botaduras, y los grandes hipermercados tumbaron a los economatos. Hoy, con la iniciativa de Sicre, se amenazan otros atavismos. Qué será de Cádiz si desaparecen de sus calles los 100 gremios que lucen azules y prestados monos de AESA. Qué imagen corporativa ha disfrutado la industria pública de gañote. No debería perderse tampoco el casco decorativo en la bandeja posterior del coche. Casco y mono, símbolos de una sociedad próspera e igualitaria: se encuentran tanto en los BMW de los ingenieros como en los Ford Escort de los soldadores. Generosa empresa, heredera de los Echevarrieta y Larrinaga. Con Sicre y su taller textil para parados con dotes artísticas está en peligro el costo, porque los diseñadores no llevarán la fiambrera con la tortilla al trabajo: el tupperware irá a parar a las vitrinas del Museo del Dique de Astilleros de Puerto Real que dirige José María Molina. Se arriesga la supervivencia del Achuri y sus cocochas en salsa verde; se tambalea la hostelería especializada en armadores nórdicos.
Ni Juan Pérez ni Carlos Dorante, de CCOO y UGT, han protestado, que hoy los sindicatos se conforman con eliminar el paro. Tampoco se queja José Antonio Valdivia, presidente de los autores del Carnaval, pero qué hubiera sido del coro La guillotina sin su tango a los pañuelitos verdes que se desplazaban a Cádiz con sus botes de humo y todo. El puente no arderá ni los chiquillos coleccionarán bolas de goma. De dónde saldrán las chapas para las barbacoas que con tanto tesón se soldaban en el taller de bloques curvos. Lo dijo Emilio Gutiérrez Cruz, el Libi, y nadie quiso escucharlo: "Cultura, que no es lo mismo/ cultura que culturismo".
Los coreanos harán la competencia desleal, pero el Ayuntamiento de Cádiz no mima la Cultura.
ANTONIO HERNÁNDEZ-RODICIO
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