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Clinton convoca a Barak y Arafat para desbloquear las negociaciones

El presidente norteamericano, Bill Clinton, ha decidido desencadenar una nueva ofensiva para reactivar el proceso de paz en Oriente Próximo antes de que finalice su mandato en la Casa Blanca. Con un intervalo de una semana ha citado en Washington al primer ministro israelí, Ehud Barak, y al presidente palestino, Yasir Arafat, después de haberse reunido hace dos semanas con el presidente sirio, Hafez el Asad, en Ginebra. Las negociaciones entre israelíes y palestinos permanecen bloqueadas.

Clinton y Barak se reunirán mañana, martes, en Washington para tratar de acelerar el proceso de paz en todos sus frentes. La cita ha sido fijada de manera inesperada y sorprendente por el mandatario de la Casa Blanca, consciente de que se está acabando el tiempo, se está agotando su mandato, y que las conversaciones directas que representantes israelíes y palestinos están llevando a término en la base norteamericana de Boilling, cerca de la capital, bajo su tutela, se encuentran absolutamente atascadas.Una semana más tarde, el 20 de abril, Bill Clinton recibirá al presidente palestino, Yasir Arafat, quien ayer, desde El Cairo, manifestaba una vez más su desencanto y decepción por la marcha de las negociaciones con el Ejecutivo laborista en Israel, llegando incluso a asegurar que el proceso de paz se encuentra ahora en una crisis "sin precedentes", incluso mucho más grave que las sufridas durante el anterior Gobierno del derechista Likud de Benjamín Netanyahu.

Pero todo hace prever que el tema más importante de conversación entre Clinton y Barak serán las negociaciones con Siria, estancadas desde el pasado 10 de enero como consecuencia de la negativa de Israel a replegarse a las líneas fronterizas de 1967, tratando de mantener el control absoluto sobre el lago Tiberíades, uno de los principales recursos acuíferos de la zona, lo que ha provocado la indignación del régimen de Damasco y la negativa a volver a la mesa de diálogo.

Inquietud

El bloqueo del proceso de paz con Siria está generando la inquietud y la angustia de la población del norte de Israel, temerosa de que la retirada del Ejército israelí del Sur del Líbano, programada para el 7 de julio, se realice de manera desorganizada, unilateral y sin un acuerdo previo con sus enemigos, dejándoles indefensos ante posibles ataques de la guerrilla islamista de Hezbolá.

"El Ejército nos ha dicho que nos protegerá, pero no nos han explicado cómo lo hará. No nos fiamos si no hay un acuerdo con los sirios y los libaneses antes del repliegue. Necesitamos recursos y, sobre todo, refugios", aseguran los vecinos del mosav -granja colectiva- Margaliot, construido a pocos metros de la frontera internacional de Líbano.

Ayer, los vecinos de los kibutzim -comunidad socializada- cercanos salieron a las carreteras principales del norte del país para interrumpir su circulación, llamando así la atención del Gobierno para que facilite más medios que permitan fortificarse y continuar en sus asentamientos. También ayer, varios cohetes cayeron sobre el norte de Israel, aunque sin causar víctimas.

[Arafat rechazó ayer categóricamente un eventual desarme de las milicias palestinas en Líbano aunque se retiren los israelíes del sur del país, informa France Presse].

Por otra parte, ayer, Barak asumió las responsabilidades de la cartera de Transportes a petición de su titular, Isaac Mordejai, quien se encuentra apartado voluntariamente de su cargo mientras está siendo investigado por el intento de violación de su secretaria. Barak, además de primer ministro, ostenta las carteras de Defensa, Agricultura y ahora Transportes.

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