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Poetas y filósofos defienden en Madrid el pensamiento rebelde y el sentimiento

Valente, Gamoneda, Pardo y Morey debaten sobre la 'Nostalgia de la ciudad'

Amelia Castilla

Las leyes del mercado y la poesía van por caminos diferentes. Platón, Machado, Cernuda, María Zambrano y Eliot, entre otros, fueron algunos de los autores reivindicados por poetas y pensadores, como José Ángel Valente o Antonio Gamoneda, en la mesa que, bajo el título de Nostalgia de la ciudad, poesía y filosofía en la sociedad tecnológica, se celebró ayer en el Círculo de Lectores. Todos constataron la pésima situación que se vive en el territorio de la lírica y reivindicaron la rebeldía del pensamiento en un mundo disminuido en la conciencia de sí mismo.

Se habló de momentos contemplativos, de revelaciones fatídicas y, sobre todo, de libertad.Poetas y filósofos estuvieron de acuerdo en la necesidad de volver a unir el pensamiento y la lírica. "Detrás de todo gran pensador hay una imagen poética", aseguró José Ángel Valente (Ourense, 1929) al referirse a un matrimonio que choca mucho, pero que no puede divorciarse y cuya unión "beneficia a unos y a otros".El autor de A modo de esperanza calificó la situación actual como de "cierta opacidad en el pensar y en el cantar". "Tenemos más que nunca necesidad de la filosofía y la poesía porque son garantes de la palabra en libertad", dijo el poeta. "La palabra poética es polisémica y eso en las leyes de la comunicación no existe. El político que dice libertad, dice libertad como él la entiende, pero si yo la escribo en un poema se leerá de otra manera. Cuando mi poema es tomado por alguien, vuelve a nacer de nuevo".

Valente defendió la poesía meditativa y lanzó algún que otro dardo -"dardos merecidos"- contra los que se denominan poetas de la experiencia: "No tienen la experiencia de la poesía", añadió convencido.

También Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) y Tomás Segovia -"en la poesía no hay maneras de hablar y maneras de ser, son lo mismo"- se situaron del lado de Valente en lo que a la corriente denominada como poesía de la experiencia se refiere. Gamoneda, en su ponencia, Qué es, qué ocurre con el pensamiento poético, analizó hasta qué punto una civilización tecnológica puede manifestarse incompatible con la lírica. "Podemos ser minoritariamente optimistas: la poesía es un territorio de libertad; está ligada a una interiorización radical y, por lo que a los poderes exteriores concierne, no está sometida a las leyes del mercado. El que en España exista una seudopoesía domesticada, minirrealista, tributaria del pensamiento débil, no significa nada". Para el autor de Libro del frío, la lírica ha pasado a ser irremediablemente subjetiva, ya no tiene las funciones sociales que cubrió en la Edad Media, y su lenguaje y sus pautas son diferentes. "Los estímulos estéticos, buenos o malos, los recibimos hasta la saturación por diferentes ámbitos y esto ha llevado, quizás de una manera irreversible, a campos minoritarios, pero eso no significa ni su desaparición como hecho ni su restauración como sentido para la vida".

Elementos indisociables

Poetas y filósofos alternaron sus intervenciones a lo largo de la mañana en el salón de actos del Círculo de Lectores para exponer sus ponencias ante, en algunos momentos, casi un centenar de personas. Fue un profesor de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, José Luis Pardo, coordinador de los debates, el encargado de abrir la sesión. "Poesía y filosofía son elementos indisociables en la construcción y mantenimiento de la ciudad, es decir, del medio vital específicamente humano", aseguró Pardo. "Que los filósofos o los poetas se las arreglen peor o mejor para sobrevivir es algo relativamente secundario, lo grave es que los hombres no podemos sobrevivir sin ciudad, como no podemos vivir en Marte ni mudarnos a un domicilio de Internet".

Cerró los debates Miguel Morey (Barcelona, 1950), catedrático de Filosofía de la Universidad Central de Barcelona, que realizó un paseo por la biblioteca de la tradición filosófica remontándose al poema de Parménides como uno de los textos fundacionales de la filosofía.

Internet y el crisantemo blanco

La presencia de José Ángel Valente, que dejó momentáneamente su retiro en Almería para participar en el debate sobre la relación y situación de la poesía y la filosofía en la sociedad contemporánea, fue uno de los momentos más esperados de la jornada. La sala se llenó de poetas, editores y admiradores del autor de Nadie, que se disculpó por llegar tarde debido al "estado precario de mi maltratada salud".Su ponencia, El sin porqué, fue un canto al espíritu de Leopardi y a la poesía meditativa en la que el pensamiento y el sentimiento se confunden y en la que estarían alineados Cernuda, E. Dickinson, Yeats, Eliot y Rilke.

Valente, que dijo encontrarse en el último tramo de su vida poética - "lo digo sin patetismos"-, trabaja actualmente en un nuevo poemario: Nadie, fragmentos de un libro futuro, en el que escribe por escucha. "La poesía en vez de hacerse libro se hace diario de vida. Hay un momento en que la palabra poética lo abandona a uno". El poeta, que nunca se ha prodigado excesivamente en los cenáculos literarios, desmitificó los premios y animó a los autores a hacer cultura "escribiendo libros o haciendo música".

Sobre la relación del poeta con Internet y las nuevas tecnologías, Valente aseguró, sin ser un experto, que las tecnologías dependen de cómo se utilicen. "No veo de momento muchas ventajas . Esa revelación fulminante que puede hacer un poema breve como el haiku, con medios informáticos no se puede hacer nunca, aunque un experto húngaro me aseguró en un debate el verano pasado que, al final, la máquina puede llegar a componer un haiku tan famoso como éste: 'Estaban el silencio, el invitado, el huésped y el crisantemo blanco".

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