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Asuntos Sociales apoya crear centros que admitan a discapacitados con sida El Imserso y Madrid buscan solución al 'caso Aida'

Asuntos Sociales apoyó ayer "la necesidad de crear centros sociosanitarios" que atiendan casos como el de la parapléjica enferma de sida Aida Neves. "El problema crece, y no hay recursos especializados", dice Héctor Maravall, director general del Imserso. "Las comunidades autónomas no han puesto en marcha ese tipo de centros, pero me consta que al más alto nivel ministerial y autonómico hay proyectos de atajar esa carencia", añadió.

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"La iniciativa privada se interesa en ese tipo de centros, porque serían caros", dice Maravall, que cree más en centros concertados con ONG.El caso de Aida ha destapado esa laguna administrativa, y colectivos de discapacitados físicos y de enfermos de sida lo han denunciado como discriminación, porque los centros de acogida para disminuidos físicos -que dependen del Imserso- no admiten a personas con patologías "en marcha", según la subdirectora de Discapacidad del Imserso, Encarnación Blanco.

Aida y su ex marido, Marcos Cáceres, se plantaron en la mañana de ayer bajo la lluvia en la Puerta del Sol, ante la Comunidad de Madrid, para pedir solución a las instituciones. La consejera de Servicios Sociales, Pilar Martínez, les prometió en la acera interesarse en el tema. Tomás Vega, director general de Servicios Sociales, aseguró por la tarde a este periódico que Imserso y Comunidad "trabajan conjuntamente" en el caso Aida y que él quería resolverlo "en cuestión de horas o todo lo más de aquí al lunes".

Maravall quiere explicar las dificultades de los centros de disminuidos físicos: "No pueden atender a enfermos de sida, o de demencia senil, o con trastornos mentales o alzheimer, porque están concebidos como residencias, no como instituciones sanitarias o sociosanitarias, y carecen de personal y de medios."

De ahí, según Maravall, las trabas ante el ingreso de ciertos enfermos: "Cuando alguien ingresa, hay que pensar que su estancia será indefinida; pero si la evolución clínica exige determinado tratamiento, habrá un problema. Son las comunidades autónomas las que valoran previamente cada solicitud: pero, por las circunstancias que he expresado, se sabe de antemano que las de enfermos de sida se tramitan, pero no pueden ser aceptadas".

¿Caben revisiones, tras informes médicos actualizados? Maravall ve un escollo: "Son patologías muy dinámicas, que pueden evolucionar en un sentido de mejora o de empeoramiento".

La situación clínica de Aida parece estabilizada en cuanto al sida, pese a que su rechazo se basó en la "necesidad de cuidados sanitarios de forma permanente". "Aida no necesita de cuidados especiales", dice María Cruz Martín García, su médico de familia. "En un mes la he visitado sólo una vez, para controlar su medicación, y la enfermera ha ido dos veces porque se le había obstruido la sonda. Es todo". ¿Podría tener recaídas por el sida? "Como cualquier persona, puede tener una neumonía".

Más allá del caso de Aida, la realidad insiste en plantear un problema social para el que las instituciones no tienen respuesta. "Cada vez, por ejemplo, hay más jóvenes que sufren accidentes y quedan discapacitados", dice Maravall. "Tras pasar por un hospital, necesitan otros cuidados, pero no hay dónde ir. Y cada vez más personas viven más años, pero con problemas mentales y de motricidad. La ciencia alarga la vida y salva vidas que antes no se salvaban tras un traumatismo. Pero esas personas quedan lastradas por patologías. Necesitamos instrumentos nuevos, pero carecemos aún de respuestas diversificadas para la variedad de casos. Y podemos estar seguros de que esos colectivos de afectados van a ampliarse", añade Maravall.

Hoy por hoy, sólo existen cinco centros de disminuidos físicos en España, con 600 plazas en total. En lista de espera hay 950 personas. "Y hay poquísimas vacantes", advierte Maravall.

La convivencia en los centros es difícil. "Sólo en Leganés hay más de 20 personas que no se pueden levantar de la cama, y ese clima genera también depresión y frustración en los más jóvenes, que no ven perspectivas vitales", reflexiona el director general. "Las instituciones y la sociedad están obligadas a buscar soluciones nuevas".

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