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Europa espera la apertura de una nueva etapa en las relaciones de Moscú con Occidente

Pilar Bonet

Los líderes de la Unión Europea (UE) expresaron ayer el deseo de que la elección de Vladímir Putin como presidente de Rusia equivalga a un "nuevo comienzo" en las relaciones de Moscú con Occidente. Tras los mensajes de felicitación por la victoria electoral, salpicadas de alusiones más o menos explícitas a la guerra de Chechenia, los centros de la política europea mantienen una actitud precavida, dispuesta a juzgar a Putin por los hechos -y no por su pasado ni por sus palabras- y atenta a las señales políticas que el líder ruso emitirá en las próximas semanas.

El presidente francés, Jacques Chirac, y el primer ministro británico, Tony Blair, telefonearon a Putin para felicitarlo. Blair, que se entrevistó hace poco con él en San Petersburgo, ha sido el líder europeo que más lejos ha ido en expresar su deseo de colaborar con el nuevo presidente ruso. Curiosamente, el canciller federal Gerhard Schröder, que hubiera podido conversar en alemán con el nuevo presidente, se limitó ayer a mandarle un telegrama en la que expresa sus esperanzas de que una Rusia "democrática, pacífica y próspera asuma sus responsabilidades internacionales y tome parte plenamente en los procesos en Europa". Schröder dice mostrarse confiado en que se producirá un "nuevo comienzo constructivo" en las relaciones entre Europa y Rusia y asegura alegrarse ante "un próximo encuentro".

Schröder parece querer enmendar el fallo de no haber apreciado las perspectivas de futuro del nuevo líder ruso el pasado otoño, cuando, por vía diplomática, aconsejó a Putin que retrasara el viaje que tenía pendiente a Berlín (por invitación alemana) hasta que la guerra de Chechenia se hubiera calmado. Putin vio restringida su libertad de movimiento al ser designado como presidente en funciones, pero medios alemanes señalan que no ha olvidado el desplante del que fue objeto, precisamente, por parte del país que mejor conoce en Europa (por su estancia como espía en la RDA).

En Bruselas, el alto representante de la política exterior de la UE, Javier Solana, dijo confiar "en que Putin utilizará su mandato para seguir consolidando la democracia y el Estado de derecho y para seguir realizando reformas económicas". A principios de abril la troika comunitaria viajará a Moscú para preparar el próximo consejo de cooperación con Rusia que se celebrará el 11 de abril. La Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, por su parte, deberá decidir en su sesión primaveral (entre el 3 y el 7 de abril) si adopta sanciones contra Rusia y cómo valora los progresos para enviar dos observadores a Chechenia.

La nueva política exterior que Moscú anunciaba ayer por boca del ministro de Exteriores, Ígor Ivanov, fue interpretada ayer en Berlín por Andrei Fiódorov, del Consejo de Política Exterior y Defensa de Rusia (CPEDR) en la Sociedad Alemana de Política Exterior (SAPE), un influyente grupo privado de pensamiento de Berlín

El Consejo de Seguridad de Rusia, una institución dependiente de la presidencia, aprobó el pasado viernes una concepción de la política exterior de Rusia que está pendiente de ser ratificada por Putin, y que será dada a conocer próximamente, aseguró Fiódorov, según el cual, la nueva estrategia considera las propuestas del CPEDR. La política exterior rusa se basará, según Fiódorov, en una participación selectiva en los problemas internacionales.

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Las prioridades rusas

El reforzamiento de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), la atención especial a las repúblicas del Báltico y la unión entre Rusia y Bielorusia son algunas de las prioridades que mencionó Fiódorov. La política de defensa de Moscú parte de la necesidad de estar preparada ante las amenazas exteriores, dijo Fiódorov, según el cual Moscú quiere desarrollar una cooperación militar con China y la India, potenciar la venta de armas, replantear la cooperación militar en el marco de la CEI y no excluye medidas militares en el caso de una ampliación de la OTAN a los países postsoviéticos.

La Unión Europea, que es el primer socio comercial de Moscú (el 40% de su comercio exterior), es más importante que Estados Unidos en el plano económico y político, pero no en el militar y estratégico. Dentro de Europa, Alemania (el primer acreedor extranjero de Rusia) es el país más importante, según Fiódorov, pero Rusia está insatisfecha por el bajo nivel de cooperación. Las relaciones con el Fondo Monetario Internacional son otra de las prioridades de Rusia, en cuyo presupuesto anual se incluyen hoy 6.000 millones de dólares (un billón de pesetas) procedentes de las instituciones internacionales.

Por su parte, Alexandr Rahr, un veterano analista sobre Rusia de la SAPE, dijo ayer que el pasado de Putin en el KGB puede ser "un punto a su favor", ya que se supone que "conoce Occidente y está acostumbrado a trabajar con información real y no falsificada".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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