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'The Wall Street Journal' desafía a Hollywood con un sondeo sobre los ganadores de los 'oscars'

El periódico pronostica que 'American beauty' obtendrá el premio a la mejor película

Dos colosos norteamericanos, la prensa y Hollywood, colisionaron ayer frontalmente en la última milla de la carrera hacia los oscars. Haciendo caso omiso de las advertencias de la Academia de Hollywood, The Wall Street Journal publicó el resultado de un sondeo efectuado entre 356 de las 5.607 personas que han participado en las votaciones de los oscars, cuyos resultados se conocerán en la ceremonia de mañana por la noche en Los Ángeles (madrugada del lunes en España). American beauty, según la encuesta, cosechará las estatuillas a la mejor película y la mejor dirección.

"Cubrir los oscars no es un derecho, sino un privilegio", reza la sentencia que acompaña las escasas credenciales periodísticas que otorga la Academia para acceder al Shrine Auditorium, el escenario de la ceremonia de entrega de las estatuillas doradas. Otras amonestaciones le recuerdan al informador que lo que de él o ella se espera es que vaya vestido de tiros largos -los chicos, con esmoquin, y las chicas, de largo- y le sugieren que haga una cobertura informativa de color de rosa. Cualquier violación de las normas de la Academia será sancionada con la negativa, el próximo año, de credenciales. Las quinielas personales en vísperas de la ceremonia están, faltaría más, permitidas, pero no así los sondeos entre los votantes: los 5.607 miembros de la Academia, gentes todas vinculadas a la industria de Hollywood. Así que lo que ayer cometió The Wall Street Journal fue toda una violación de un principio sagrado. Al conocer hace unos días la iniciativa del diario económico norteamericano, Robert Rehme, presidente de la Academia, la tildó de "intrusión en la vida privada" y "amenaza para el proceso de selección de los oscars". Rehme amenazó de expulsión a los miembros del club que se prestaran a participar en el sondeo.

Libertad de información

Pero The Wall Street Journal, que no es precisamente un diario opuesto al establishment, lo vio de otra manera. También es secreto el voto en las elecciones presidenciales, mucho más importantes, por lo demás, que los oscars, y la prensa de EE UU y todo el mundo se harta de publicar sondeos antes de que los ciudadanos acudan a las urnas, recordó Joanne Lipman, directora de las páginas de fin de semana del diario neoyorquino. "Si la libertad de información prima en ese frente, por qué no habría de hacerlo en los oscars", dijo.

Precisando que sólo había obtenido respuestas del 6% de los académicos y que su trabajo no puede ser considerado científico, el diario dio a American beauty como clara ganadora en la categoría de mejor película, seguida de Las normas de la casa de la sidra. Sam Mendes, el británico que ha dirigido American beauty, se llevará la estatuilla a la mejor dirección. Esa predicción coincide con la mayoría de las quinielas de los críticos cinematográficos de Los Ángeles.

Un pulso muy reñido entre Denzel Washington, intérprete de Huracán Carter, y Kevin Spacey, de American beauty, impidió al diario neoyorquino proclamar un ganador en la categoría de mejor actor. Hillary Swank, por su papel en Boys gon't Cry, le ganará a Anette Benning, la actriz de American beauty, el premio a la mejor interpretación femenina. El de mejor actor secundario se lo llevará Michael Caine por Las normas de la casa de la sidra, y Angelina Jolie, la hija de Jon Voigh, cosechará el galardón a la mejor secundaria por Girl, interrupted.

Hasta aquí, las previsiones de The Wall Street Journal. Ese diario no extendió su encuesta a las demás categorías, pero la afición española ya sabe que Pedro Almodóvar, el cineasta europeo más popular en EE UU, y su Todo sobre mi madre, son los claros favoritos a llevarse la estatuilla dorada del tío calvo que corresponde a la mejor película en lengua no inglesa. En su quiniela, que no sondeo, Entertainment weekly no tiene la menor duda sobre ese resultado.

Si el duelo entre la prensa y la Academia era ayer el plato fuerte de las comidillas de Hollywood, el postre lo constituían las apuestas sobre qué actriz llevará el escote más vertiginoso en la ceremonia de mañana por la noche. El mes pasado, la actriz y cantante hispana Jennifer López dejó el listón muy alto con el atrevido traje de Versace que lució en la fiesta de entrega de los premios musicales Grammy.

"López ha marcado el camino", declaró ayer a CNN el diseñador Marc Bouwer, que predijo que el Shrine Auditórium vivirá mañana una exhibición de pieles y curvas "sin precedentes". Otros especialistas ponían las cosas en perspectiva y recordaban que, en realidad, fue Cher, con un modelo que dibujaba su desnudez, la que hace unos años se convirtió en pionera de la osadía vestimentaria en estas fiestas públicas. Como todas las actrices aspiran a que su presencia de mañana sea memorable, los especialistas auguraban una exhibición de colores y tonos brillantes, con muchos turquesas, amarillos y rojos. El negro seguirá siendo, eso sí, la base de la verdadera elegancia. Habrá caravanas de limusinas y deslumbrar de joyas, y las fiestas más sonadas serán las de Elton John y las revistas Vanity Fair y Rolling Stone.

Pero si todo esto es lo siempre y más, porque encima la economía estadounidense va como una moto, lo importante de la primera gala de los oscars del siglo XXI, o la última del siglo XX, que el asunto sigue discutiéndose, es que marca una explosión de cine de calidad. Cada cual tiene sus gustos, pero no es difícil ponerse de acuerdo en que esta vez, con películas cruciales como American beauty y The insider, grandes productos en su género como Las normas de la casa de la sidra, El sexto sentido, Election y The matrix, documentales como Buena Vista Social Club y rotundos productos europeos como Todo sobre mi madre, lo único seguro que puede decirse antes del reparto de los premios es que da gusto ir al cine.

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