Percusión audiovisual
Aunque se conozcan cientos de baterías eminentes, siempre faltará uno de importancia si no se ha escuchado a Han Bennink, extravagante tesoro del jazz europeo y verdadero azote de tambores conformistas y cobardes. Extravertido hasta el delirio, hiperactivo y vital como si hubiera venido al mundo en medio de un incendio, se dio a conocer en el ya lejano 1964, cuando acompañó al añorado Eric Dolphy en la que a la postre sería la última grabación oficial de éste, Last date. Desde entonces, Bennink no quiere saber nada de ortodoxias.Sobre el escenario había dispuesto una batería convencional, pero lo primero que hizo fue tirarse al suelo y colocar sobre sus piernas extendidas cuatro hermosos palos que empezó a golpear con saña satánica y angelical sentido del ritmo. Ya entonces se escaparon las primeras astillas. La deforestación prosiguió después, inclemente, sobre tambores y platos. Toda precaución parecía poca y la audiencia peligraba, pero estaba felizmente atónita contemplando una surtida colección de recursos heterodoxos. Bennink no intentó ocultar en ningún momento su carácter narcisista hasta la desmesura.
Ellery Eskelin & Han Bennink Ellery Eskelin (saxo tenor) y Han Bennink (percusión)
La Abadía. Madrid, 19 de marzo.
Lo cierto es que resultaba casi imposible apartar la vista de labor tan vistosa, inteligente y denodada. Así se explica que nadie reparara en el sufrido Ellery Eskelin, un estimable saxofonista tenor en la estela libre de John Coltrane, que debía sentirse arropado hasta la congoja por su voraz compañero.
Babelia
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