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La Tate Gallery de Londres recuerda la obra pictórica de Ruskin

La Tate Gallery de Londres celebra la vida y la obra de John Ruskin, el gran teórico, además de artista, del siglo XIX que influyó a personalidades como Proust, Gandhi o Tolstói y a los padres del laborismo británico. La exposición coincide con el centenario de su muerte y recoge más de 250 obras, incluidos ejemplos de Turner y del grupo de prerrafaelistas que Ruskin sometió a su ojo crítico en textos como Pintores modernos, Siete lámparas de arquitectura o Las piedras de Venecia.Ruskin, Turner y los prerrafaelistas, en la Tate hasta el 29 de mayo, descubre una faceta oculta del paisajista británico por excelencia, cuyos juegos de luces inspiraron a los impresionistas franceses. Junto a Slavers, la pintura que empujó a Ruskin a calificar a Turner como el "padre del arte moderno", se exhiben por primera vez dos dibujos eróticos que ejecutó en los años veinte y treinta del sigloXIX. Son bocetos a lápiz, cuyos títulos, El sátiro amoroso y la ninfa reacia y Tres estudios de actividad sexual, dan una idea clara del contenido de las respectivas composiciones.

El descubrimiento de fantasías eróticas entre el legado de Turner atormentó al crítico de arte, hijo de un importador de Sherry que nunca llegó a consumar su matrimonio. Resuelto a proteger la reputación del artista, Ruskin decidió destruir la serie de cuadernos picantes, al tiempo que catalogaba la colección que Turner había cedido a la nación.

Quema puritana

En una carta de la época narra que el explosivo material "se ha quemado en mi presencia en diciembre de 1858". De la hoguera se salvaron ambos dibujos mencionados y media docena más que la Tate sólo muestra muy ocasionalmente o bajo petición previa.

Ruskin contribuyó a realzar el perfil de Turner y a dar a conocer la obra de los prerrafaelistas, el grupo de siete pintores y escultores británicos preocupados por descubrir la pureza del arte a través de la claridad del trazo, del color y de una temática tan realista como simple.

Cuadros de Dante Gabriel Rosseti, William Henry Hunt, John Everett Millais y demás exponentes del movimiento se contrastan en las salas de la galería con los paisajes dramáticos de Turner. En el Triunfo de los inocentes, de Hunt, y en Ulysses Deriding Polyphemus, de Turner, la contradicción de ambas escuelas llega quizá a su punto álgido.

Una crisis espiritual y, más tarde, la demencia forzaron al silencio al prolífico escritor. Su ocaso, precipitado por una frustrada relación con la adolescente Rose la Touche -con tintes de pedofilia, de acuerdo con su biógrafo Tim Hilton-, se hace patente en la serie de autorretratos que se incluyen en la exposición que le dedica la Tate.

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