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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El Ejido

Ése es el nombre de mi pueblo. Hasta hace unas semanas, muy pocos lo conocían. Ahora son muchos los que creen conocerlo... y se equivocan. Aquellos que han condenado a El Ejido desde la distancia como un pueblo racista y xenófobo han cometido una terrible injusticia. El Ejido es una tierra de oportunidades, un lugar en el que nadie es extraño porque casi todos han venido de fuera. Apenas medio centenar de familias hemos vivido desde el principio la increíble transformación de un desierto en una próspera huerta bajo plástico.Durante 30 años han llegado a El Ejido miles de ciudadanos de Andalucía, del resto de Espafia y de un sinfín de países. Todos ellos han encontrado trabajo, una posibilidad que se le niega por desgracia a millones de personas en todo el mundo. Pero El Ejido no es una fuente inagotable. El mercado laboral se ha desbordado y eso condena a la marginación a muchos de los que vienen a España en condiciones precarias, los tristemente famosos "ilegales". Al llegar sin contrato de trabajo, sin vivienda, sin dinero, sin formación cultural (el 70% son analfabetos), no les quedan muchas salidas. Las imágenes que han dado la vuelta al mundo no reflejan la realidad de El Ejido. La ONG Movimiento contra la Intolerancía denunció ante la Fiscalía del Estado que esos actos vergonzosos fueron realizados por grupos pequeños en número que actuaban con rapidez en diferentes puntos. Es decir, se ha condenado a todo un pueblo, a casi 60.000 personas, por la actitud de unos pocos que no llegan ni al 11% de la población. Si no debemos criminalizar a un colectivo, el magrebí, por los delitos (robos, violaciones, asesinatos) cometidos por algunos de sus miembros, ese mismo derecho debe amparar a los ejidenses. Esto no es una película de "buenos y malos".

Los agricultores de El Ejido no son unos explotadores. Pagar 5.000 pesetas (convenio del campo) por ocho horas de trabajo es un salario más que digno.

Para controlar a los que intenten abusar es fundamental legalizar la situación de los trabajadores. Ésa es la petición del Defensor del Pueblo andaluz: los inmigrantes deben salir de sus países con el contrato de trabajo. Los agricultores han pedido esta campaña 9.000 permisos de trabajo. La Administración sólo ha concedido 3.000. Saquen sus conclusiones.- ,

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