Vargas Llosa indaga en los largos efectos "tóxicos" de las dictaduras El escritor hispanoperuano presenta su novela 'La fiesta del Chivo"

Mario Vargas Llosa afirmó ayer que las dictaduras "dejan toxinas que no se desvanecen inmediatamente cuando se acaba una dictadura, sino que quedan gangrenando las instituciones democráticas". El escritor presentó ayer a la prensa su nueva novela, La fiesta del Chivo (Alfaguara), en la que recorre la fase final de la dictadura de Trujillo en República Dominicana. Hoy la presentará al público en la Casa de América en una conversación con Iñaki Gabilondo.

Mario Vargas Llosa contagia su entusiasmo al hablar de La fiesta del Chivo, en la que ha estado trabajando durante más de tres años. "Como todo escritor que termina un libro me siento ilusionado y contento", dijo ayer en su reunión con los periodistas."Lo que me fascinó de la historia de Trujillo no fue el fenómeno de la dictadura, una experiencia que hemos compartido durante décadas los países de América Latina, sino las características especiales de ésta. Lo más sorprendente fue la conjura que surgió en el seno de sus más cercanos colaboradores que, tras matarlo, sufren una especie de parálisis que les impide seguir adelante con el plan político que tenían. Sufrieron una especie de terror sagrado, lo que demuestra hasta qué punto la dictadura colonizó sus espíritus", manifestó el autor, que ya abordó el tema de la dictadura en su novela Conversación en la Catedral. "Lo característico en todas las dictaduras es el control de las conciencias y hasta de los sueños de la gente. Yo he tratado de dar una explicación literaria a esta pregunta", añadió.

"Me he documentado lo más posible sobre él, su época y los acontecimientos, pero no para ser fiel a la historia. Las novelas no tienen la obligación de decir la verdad, sino de decir la verdad a través de las mentiras. La única obligación que me impuse fue la de no atribuir a los personajes algo que no hubiera sido posible en esa época, por razones éticas y literarias. He omitido anécdotas que eran tan excesivas que no se las creería el lector. He atenuado la realidad para que sea verosímil".

Vargas Llosa ha querido retratar el lado humano del dictador para no caer en la caricatura. "¿Por qué fue posible ese horror?", se preguntó. "No porque Trujillo fuera más cruel que otros, sino por el poder excesivo que llegó a acumular y que lo llevó al desenfreno". El regreso de Pinochet a Chile también mereció su comentario. "Esa resurrección de Lázaro no es sino la demostración de la prepotencia de los militares que lo siguen considerando un ser intocable. En Chile no se dan las condiciones mínimas para que pueda ser juzgado", dijo, "pero con su caso se ha ganado mucho en la posiblidad de juzgar a los tiranos".

"Ni siquiera las democracias están vacunadas contra la peste de las dictaduras porque la verdadera tradición en los gobiernos es el despotismo, la excepción es la democracia. Las dictaduras se sustentan en los instintos más destructivos. Lo único que defiende a las sociedades contra las dictaduras es la cultura democrática".

Hoy presentará al público su novela, a las 20.00 en la Casa de América, en un diálogo con Iñaki Gabilondo. Marina Saura leerá un fragmento de la novela.