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La comisión teológica del Vaticano avala que el Papa pida perdón por los pecados de la Iglesia Juan Pablo II recibe el apoyo de Ratzinger para el polémico 'mea culpa' del 12 de marzo

La división de los cristianos, la violencia ejercida "en nombre de la verdad", el antijudaísmo o la inoperancia frente al ateísmo de nuestros días son sólo algunos de los ejemplos de culpas acumuladas por la Iglesia católica por las que el Papa podrá pedir perdón el próximo 12 de marzo. O mejor dicho, "por sus hijos". Así lo reconoce un documento de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano, a la que recurrió Juan Pablo II en busca de una base histórica y teológica sobre la que sustentar el polémico mea culpa que quiere entonar el primer domingo de Cuaresma.

La intención del Papa de celebrar un "acto de purificación de la memoria", con el que la Iglesia se hiciera cargo de "todos los pecados de sus hijos", aparece mencionada ya en la encíclica Tertium Milenium Adveniente, de noviembre de 1994. Pero en la curia esos deseos del Pontífice tropezaron con una creciente oposición, de la que se hizo portavoz el cardenal Giacomo Biffi, arzobispo de Bolonia.La objeción esencial era una: ¿qué sentido tiene juzgar a los protagonistas del pasado con la conciencia de hoy, cuando la conciencia moral está también sujeta a las desviaciones del tiempo? Para cerrar la polémica, el Papa pidió a la Comisión Teológica Internacional que preside el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, un juicio casi técnico sobre la posibilidad real de pedir perdón. La Comisión lo ha hecho, dando luz verde, por así decirlo, al Papa con el documento Memoria y Reconciliación: la Iglesia y los errores del pasado, que analiza las bases históricas y doctrinales sobre las que puede entonarse el mea culpa.

Ante todo, reafirma el contenido de la Tertium Milenium que distingue entre las culpas de la Iglesia, inexistentes, porque la Iglesia "se reconoce santa en sus santos", y las de sus hijos. En este segundo apartado, "se profesa pecadora, no en tanto que sujeto de pecado, sino porque toma sobre sí -con solidaridad materna- el peso de las culpas de sus hijos, para ayudarles a superarlas en el camino de la penitencia y de la vida nueva".

Además, la comisión establece un doble criterio para aceptar los errores. Primero, pide fijar la verdad histórica de los hechos y, más tarde, comprobar si esos hechos son contrarios a la doctrina de la Iglesia. Haciendo uso de esta doble guía, la comisión distingue cuatro ejemplos de culpas: las divisiones entre los cristianos, el uso de la violencia al servicio de la verdad, el antijudaísmo y la responsabilidad de los católicos en el ateísmo reinante.

En el segundo ejemplo estaría comprendida tanto la acción punitiva de la Inquisición como la evangelización de América, hecha con la cruz y la espada, que ha servido, sin embargo, para ampliar el imperio espiritual de Roma hasta los mil millones de fieles con que cuenta hoy.

Falta por ver cuáles de estos pecados serán citados el domingo 12 de marzo por el Papa, que, en realidad, ya ha pedido perdón en sus 21 años de pontificado alrededor de cien veces y ha dedicado un documento propio a la cuestión del antijudaísmo, Recordamos: Una reflexión sobre el Holocausto, de 1998.

Con todo, el documento de los teólogos no ha logrado disipar todas las dudas de los sectores contrarios al mea culpa. Quizá por ello, fuentes vaticanas han subrayado que la Comisión de Teólogos no pertenece a ningún dicasterio y su documento no es, por tanto, un documento oficial de la Santa Sede. De hecho, y pese a que la presentación del documento estaba prevista para el próximo martes en el Vaticano, las conferencias episcopales de Francia y Alemania se han adelantado asombrosamente a esta fecha en un ejemplo de ligereza organizativa que ha causado estupor en diversos sectores de la Santa Sede y entre los periodistas acreditados ante ella.

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