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Una muestra recoge la relación de Picasso con la cerámica

La relación de Picasso y la cerámica o el inmenso afán de conocer y experimentar del artista se puede contemplar en Valladolid hasta el 23 de abril, en la sala de Las Francesas, en una exposición de 60 cerámicas, rigurosamente seleccionadas, y que el pintor creó a partir de 1944. La muestra se expone por primera vez en España gracias a la Fundación Serra, de la Comunidad de Baleares, y el departamento de Museos y Exposiciones del Ayuntamiento de Valladolid.Pablo Ruiz Picasso visitó en los años cuarenta la localidad francesa de Villauris, donde tomó contacto con la cerámica, una expresión artística en la que empieza a trabajar sobre platos, azulejos y fuentes, pero a la que plasma su sello más personal. Una cabeza de fauno y dos pequeños toros son las dos primeras obras que modela el pintor mediterráneo, que en 1949 organiza ya su propio taller en una antigua fábrica de perfumes de la citada localidad francesa.

Una vez abandonadas las superficies planas, Picasso empieza a trabajar en cerámicas con volumen, que plasma esencialmente en sus conocidos búhos y en otras obras decorativas, como corridas de toros, naturalezas muertas, mujeres y representación de animales. Sólo en los dos primeros años del taller ceramista, Picasso llegó a crear más de 2.000 piezas. La fase de mayor producción del artista se prolonga desde 1949 hasta 1957.

La elección de Picasso por el pueblo de Vallauris no se realizó al azar. Este pueblo, cuya tradición ceramista se remonta a la época de los romanos y donde se fabricaban reflejos metálicos con cobre, consigue revivir bajo el influjo de Picasso. El artista y sus amigos dan una nueva vida y actividad al pueblo y empiezan a aplicar todas las técnicas habituales del Mediterráneo en el modelado del barro, desde los dibujos griegos a los esmaltes árabes de plomo. Respecto a las formas y diseños de Picasso y el barro, el autor dejó volar su fantasía sobre todo en las formas planas y en las jarras. Picasso crea su propia tradición y llena espacios convexos con grandes rostros bifrontes, como en algunas jarras, o superficies cóncavas, como las de las escudillas, con escenas de personajes múltiples.

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