El estudio de impacto de la incineradora carece de un análisis detallado del área donde se ubica
El estudio de impacto ambiental de la futura incineradora en Bilbao carece de un análisis detallado del entorno natural donde se prevé ubicar, según ha constatado la plataforma Bizkaia Bizirik. "No hay un estudio del suelo, vegetación, aire y agua del lugar. Falla la base, ya que entonces no sabemos cuál va a ser el impacto de la incineradora", argumentan. Zabalgarbi, promotora de la planta, replica que el aire y el agua se han medido en base a los estudios oficiales existentes y que los informes detallados se elaborarán en plena realización de las obras.
"Se somete a consideración la toma de muestras y análisis de dioxinas y furanos [dos de los principales materias contaminantes de la incineradora] en suelos y vegetación, antes de la puesta en marcha de la planta. Las muestras de suelo proporcionan el mejor indicador de la contaminación histórica existente, mientras que las muestras de vegetación indican los niveles actuales de contaminación". Esta afirmación figura en el sexto tomo del estudio de impacto ambiental del proyecto Zabalgarbi, lo que indica "que no se ha estudiado el estado actual del lugar donde va a ir la incineradora", señala Bizkaia Bizirik, la plataforma creada en 1997 para paralizar la construcción de la instalación en el vertedero bilbaíno de Artigas. Esta infraestructura, que quemará 228.000 toneladas anuales de basura y costará 25.400 millones de pesetas, se encuentra en el último trámite para iniciar las obras.El estado del aire en el entorno, abordado en el tercero de los siete tomos del estudio de impacto, señala que la "calidad del aire es baja, el nivel de ruidos de fondo elevado y la emisión de polvo considerable". El informe de impacto aborda el problema de la dispersión atmosférica basándose en un estudio realizado en el aeropuerto de Sondika, que los expertos consideran lógico al tratarse de la única zona con un observatorio de referencia, y remitiéndose posteriormente a un modelo matemático inglés, ampliado en un tomo presentado en lengua inglesa. Bizkaia Bizirik reprocha que "es un modelo no real, basado en el lugar" y cuestiona su presentación en inglés. "¿Cómo un documento incluido para su exposición pública puede estar en inglés?"
En cuanto al agua, asunto tratado en el cuarto tomo, se asegura: "La ausencia de información disponible de largas series de datos de los caudales y la calidad del agua en el río Cadagua no permite una evaluación más cuantitativa de los posibles impactos sobre la calidad del agua por el vertido de las aguas residuales depuradas procedentes de la planta".
Los ecologistas, que reiteran la falta de estudios detallados del entorno ambiental en los 3.000 folios de la documentación presentada, señalan que "lo más completo es un informe sobre la fauna, pero que es una extrapolación de un estudio de un profesor de 1995 y en el que se reconoce la existencia de una pareja de halcones peregrinos". "Igual resulta", señalan, "que Zabalgarbi tiene razón y la incineración no causa peores afecciones al medio natural. Pero no lo dicen, no hay análisis de la situación y esto es legalmente incorrecto. Hay que saber la situación real, si supera los límites legales de contaminación y si lo hace, no se puede verter nada".
Base de alegaciones
Estas cuestiones serán la base de las alegaciones de los ecologistas al proyecto, que se encuentra en fase de exposición pública hasta el 9 de marzo, lo que supone el paso previo a la concesión de las licencias de actividad y de obras. Aduciendo la falta de dichos informes, Bizkaia Bizirik pedirá al Ayuntamiento bilbaíno la prórroga de la fase de información pública.
Zabalgarbi admite la falta de estudios detallados del suelo y la vegetación, pero se remite al plan de vigilancia ambiental que se incluye en el estudio de impacto. "Tenemos los datos oficiales de calidad de aire y el agua en base a las estaciones de control del Gobierno vasco y las emisiones previstas, con el máximo contemplado, son insignificantes. Por ello no es necesario verificar la situación actual. Dado que la planta no va a afectar a la calidad del suelo y la vegetación, no es necesario", señala un portavoz.
Este representante, que señala que el informe de impacto se ajusta a la ley vasca de medio ambiente, afirma que el análisis detallado se hará "un año y medio antes del arranque de la planta", cuando hayan transcurrido cerca de diez meses de obras. Se prevén cinco planes de vigilancias, desde emisiones gaseosas, ruidos y vertidos líquidos hasta la hidrogeología.
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