_
_
_
_

P. T. Anderson, Zhang Yimou y Milos Forman suenan como ganadores del Oso de Oro Un hueco y opulento filme de Oliver Stone sobre el rugby americano cierra el concurso

Magnolia, escrita y dirigida por el estadounidense Paul Thomas Anderson; El camino a casa, del chino Zhang Yimou, y The man on the moon, realizada en EEUU por el checo Milos Forman, son los tres títulos que más suenan como posibles ganadores, en la clausura, que se celebrará esta noche, del Oso de Oro, máximo premio de una Berlinale que cerró anoche el desfile de las películas en competición con un sencillo filme francés, La habitación de los magos, de Claude Miller, y con Any given sunday, una opulenta visión de Oliver Stone del mundo del rugby.

Más información
El ritual indio de un juego de masas

Cerró el concurso la interesante película francesa La habitación de los magos. La dirige Claude Miller, que se dio a conocer en los setenta y desde entonces, aunque sin atravesar fronteras, suele estar presente en los recuentos de quienes tienen algo que decir en el cine francés. Su pequeña película de 80 minutos transcurre casi íntegramente en una habitación de hospital. Está hecha con cuatro francos y es un filme de gran austeridad y finura dramática, pero tierno y con brotes de humor que parecen derivados, como el desarrollo de algunas situaciones, de las tradiciones del teatro del absurdo. Se ve bien este filme humilde, que no hace grandes promesas y que cumple holgadamente lo que promete. El caso de Any given sunday es el contrario, promete mucho y cumple apenas nada, por lo que crea frustración. No es éste el primer globo hinchado que nos llega de la factoría de Oliver Stone. Y lo eran Asesinos natos, Nixon y, más atrás, The Doors. En ésta es precisamente donde comenzó Stone a medir mal sus fuerzas y a dar al espectador mucho menos de lo que le ofrece.

En Any given sunday, Stone emprende con muchas ganas y medios un proyecto con el que estaba jugando desde hace años. Una película definitiva acerca del mundo del fútbol americano, esa compleja y dura forma de rugby que en Estados Unidos mueve masas de seguidores y millones de dólares. Las regias ambiciones de la película se evidencian con la sola enunciación de su materia: una mirada de casi tres horas al fondo de una pasión colectiva que no sólo alimenta a un negocio de colosales dimensiones, sino a algo artísticamente más relevante, a una forma de vivir. Stone nos da imágenes sólidas de la turbulenta pasión y deja ver indicios del pozo negro que hay bajo las arcas de los estadios, pero la forma de vida que esa pasión genera se le escapa. Entiende Stone de rugby, pero no de gente. Se defiende bien en la zona epidérmica del asunto pero, cuando quiere afrontar las dos o tres cuestiones de fondo, se pierde en vagas señales de humo.

Reparto suntuoso

Cuenta Any given sunday con un reparto suntuoso. Basta nombrar a Al Pacino, Dennis Quaid, Cameron Díaz, James Boods, Ann-Margaret, Mathew Modine, Charlton Heston que lo encabezan. Pero Stone no saca el zumo que tiene dentro esta enorme galería de rostros. El gran James Boods, actor preciso donde los haya, deambula completamente perdido, sin saber qué demonios hace allí; el no menos grande Al Pacino, que se sabe todas las marrullerías de su oficio, se agarra como una lapa al césped al terreno de juego donde entrena a sus muchachos, pero se le nota demasiado que se ha aprendido el oficio de entrenador de memoria y que ahora está repitiendo mecánicamente algo mucho más ensayado que asumido y ejercido. Y la lista Cameron Díaz hace de niña propietaria de un club porque está escrito en el guión, pero no nos lo hace creer en ningún momento.

Y así, el resto. Stone no ha electrizado a su reparto y ha desperdiciado un tesoro. Los intérpretes hacen lo que tienen que hacer y suena irremediablemente a hueco, a retórica derivada del montaje, sin verdadera creación escénica, dentro del mareante juego de planos y más planos en cascada, con que Stone nos propone una vez más su forma despótica -ya que no deja libertad al espectador frente a ella- de componer trozo a trozo el continuo secuencial. El habilísimo pegaplanos que es Oliver Stone vuelve otra vez, y ya van muchas, en Any given sunday a darle gusto al dedo de mover vertiginosamente a la moviola, y la verdad es que consigue algunas series de encadenamientos de imágenes, con calculadísimos subrayados sonoros por debajo, de eficacia inmediata: se ven y causan asombro un instante, sólo un instante, antes de perderse para siempre en los basureros de la memoria.

La brillantez de la cáscara da algún atractivo visual a Any given sunday, pero el atracón de imágenes amañadas, aunque Stone se ha dado cuenta y ha aligerado bastante el metraje, es tan excesivo que se digiere mal. Puede tener esta noche algún premio técnico, pero si lo tiene artístico sería un disparate, aunque peores cosas se han visto en los repartos de galardones de la Berlinale, que suelen ser, junto con los del Festival de San Sebastián, los que más bronca desencadenan.

Este año, que se presumía el de una Berlinale histórica, debido a su primer medio siglo y al estreno de su incómoda nueva sede, ha resultado ser uno de los peores. Sólo cuatro películas de las veintitantas exhibidas en la sección oficial alcanzan la altura que requiere un gran festival. Obviamente, de ellas se habla hoy como favoritas al Oso de Oro, pero puede saltar, como otros años ha ocurrido, una sorpresa en forma de susto y quedarse en el olvido los nombres del chino Zhang Yimou, director de El camino a casa; el estadounidense Paul Thomas Anderson, escritor y director de Magnolia; el japonés Akira Ogata, director de Coro de muchachos; y el checo Milos Forman, director de The man on the Moon.

Son cuatro películas imperfectas, pero todas tienen el gran calado y la gran ambición que se pide a una película que concursa en un festival como éste. Hay alguna otra que se las acerca, pero no suena en las quinielas. Suenan en cambio la película alemana La leyenda de Rita y la estadounidense Huracán, pero porque sus protagonistas, Bibian Beglau y Denzel Washington son considerados intérpretes favoritos para los premios.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_