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Reportaje:

El crimen bajo la lupa

Los bajos fondos de Bilbao también interesan; no a los turistas, que prefieren dejarse caer por museos y restaurantes, pero sí a la Comisión Europea, que ha enviado a una investigadora. Josefina Álvarez, francesa de origen dominicano, llegó anteayer a la ciudad con una misión: averiguar qué relación existe entre la criminalidad a pequeña escala y el crimen organizado en los asépticamente llamados "barrios problemáticos".Bilbao comparte el protagonismo en un estudio europeo con otras ocho ciudades repartidas por el continente: Nápoles (Italia), Hamburgo (Alemania), Amberes (Bélgica), Marsella y Saint-Denis (Francia), Wroclaw (Polonia), Lisboa (Portugal) y Birmingham (Gran Bretaña). Quizá en alguna de ellas se confirme la hipótesis de partida del trabajo, pero todo parece indicar que en la capital vizcaína no ocurrirá. Y es que la premisa de la que parte es que la delincuencia organizada echa mano, cada vez más a menudo, de jovenes rateros para encargarles de la venta de droga o incluso de asesinar a un miembro de una banda rival a cambio, por ejemplo, de una moto. La Mafia es una de esas organizaciones que ha elegido esta manera de engrosar sus filas de criminales. Álvarez lo explicó ayer cuando se acercó al Ayuntamiento para presentar, junto al concejal de Bienestar Social, Eusebio Melero, qué pretende el estudio, que da sus primeros casos en este momento. Ideada en Bruselas, la investigación se llama Proyecto Falcone, en honor al juez italiano que puso a andar la operación Manos Limpias y al que la Mafia asesinó.

A la investigadora Álvarez le bastaron las primeras entrevistas con ONGs que trabajan en la zona más dura de la capital, lo que los más exagerados llaman el Bronx bilbaíno, para descubrir que en la zona de San Francisco y Bilbao la Vieja habrá trapicheo de drogas, peleas, algunos hurtos y robos, prostitución callejera, pero nada que se asemeje al crimen a gran escala. Visto lo visto, Álvarez dijo que habrá de explicar por qué no existe aquí el crimen como negocio. Adelantó que, en principio, no prevé incluir la existencia de una organización terrorista como posible factor para explicarlo.

En la ciudad del Guggenheim, incluso en su zona más desfavorecida, hablar de crimen con mayúsculas, de narcotráfico que mueve millones de dólares, de mafias que carcomen instituciones, de tráfico de mujeres para prostituirlas o de inmigrantes irregulares para trabajar de sol a sol por sueldos de miseria, suena más a argumento cinematográfico que a algo que ocurra a la vuelta de la esquina.

Así se lo hicieron saber ayer a Álvarez. Entre hoy y mañana tiene una apretada agenda en la que tiene tiempo reservado para patear Bilbao La Vieja y entrevistarse con representantes de la judicatura, la policía, etcétera.

Cuando los resultados vean la luz el agosto próximo servirán como radiografía del crimen en las nueve ciuedades para afinar los programas institucionales para prevenirlo.

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