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Crítica:TEATRO - '¿QUIÉN TEME A VIRGINIA WOOLF?'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Escenas de matrimonio

Edward Albee escribió, casi cuarenta años atrás, este drama horrible de un matrimonio en el que ha crecido salvajemente el odio mutuo. Más tarde se hizo una versión cinematográfica en la que Elizabeth Taylor y Richard Burton se despedazan con mucho más arte y más convicción que en la vida real, donde, por cierto, fueron atroces. Acaba de pasar por televisión.Esta versión que ha escrito y dirigido Adolfo Marsillach, y que él mismo interpreta, es más suave. Aparece en tono de comedia y no de drama, aunque mantenga momentos de alta intensidad. Por otra parte, en España, los matrimonios han empeorado notablemente, o por lo menos en su vanguardia más desesperada, lo cual contribuye también a considerar esta pasión negativa como relativamente frívola según se ve ahora.

¿Quién teme a Virginia Woolf? De Edward Albee (1962)

Versión y dirección: Adolfo Marsillach. Intérpretes: Nuria Espert, Adolfo Marsillach, Pep Munne, Marta Fernández-Muro. Teatro Albéniz, Madrid.

En la esencia de la versión se acentúan algunas de las escapatorias que dejaba abiertas el original: la tremenda borrachera que parece una eximente, o por lo menos una atenuante; el sentido de juego, que lo lleva a la posibilidad de que todo esté hecho para asombrar y desmoralizar a la pareja joven que presencia el espectáculo y se deja llevar por él.

También Adolfo Marsillach ha impostado su voz y ha dirigido sus gestos en este doble sentido del juego y la verdad, y hace un personaje divertido al mismo tiempo que desesperado; aunque con detrimento de la interpretación de Nuria Espert, que parece más en el trance de la obra original. Con sus dos compañeros, Pep Munné y Marta Fernández Muro, se mueven con soltura en un escenario bien diseñado y construido y llegan muy directamente al público. Les vi, y al público desnudo quiero decir, el de taquilla, un domingo por la tarde, lleno por completo el enorme teatro y por lo tanto demostrando la atracción previa de actores y obra; estos espectadores estuvieron satisfechos, algo sobrecogidos, y sin restricción ninguna para aplaudir el trabajo de los actores y la versión de la obra de Albee. Un éxito.

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