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45 artistas fijan el diálogo de los surrealistas con el Nueva York de posguerra El Reina Sofía reúne más de 200 piezas

En 1939, Duchamp convenció a Roberto Matta de que fuera a Nueva York. El chileno se reencontró allí con Ives Tanguy y otros viejos amigos europeos, y enseguida hizo amistades nuevas: Arshile Gorky y un vitalista grupo de jóvenes agrupados en torno a la galería Art of this Century... Así, más o menos, se inició el fértil diálogo entre los surrealistas europeos y los artistas que desarrollaron la Escuela de Nueva York y el expresionismo abstracto. Ese encuentro es el núcleo de la exposición que se puede ver en el Centro de Arte Reina Sofía hasta el próximo día 27.

La exposición incluye más de 200 obras, realizadas entre 1938 y 1947 por 45 artistas, y ha sido organizada por Josefina Alix y Martica Sawin para intentar desmenuzar aquel proceso de diálogo entre ciudadanos de las dos orillas, un "mestizaje intelectual" tan enriquecedor para ambas partes que produjo "un nuevo arte que rompió con toda tradición, incluso con la moderna, y cuyos principios rectores fueron la libertad y la espontaneidad".Eso escriben ambas comisarias en el espectacular libro-catálogo de la muestra, Surrealistas en el exilio y los inicios de la Escuela de Nueva York, que coproducen el Reina Sofía y el Musée d'Art Moderne et Contemporain de Estrasburgo, donde se exhibirá a partir del 12 de mayo.

Dos grandes grupos

La exposición se plantea como un recorrido entre las mutuas influencias surgidas entre dos grandes grupos. En el de los refugiados se alineaban André Breton, Max Ernst, André Masson, Roberto Matta, Gordon Onslow Ford, Yves Tanguy, Kurt Seligmann o Stanley William Hayter, y completaban el equipo la extraña presencia de Dalí, expulsado del grupo surrealista muchos años antes; la lejana fuerza de Picasso y Miró, exiliados en Francia pero presentes en el MoMA y las galerías neoyorquinas; y algunos trasterrados a México, como Leonora Carrington, Wolfgang Paalen, Remedios Varo o Esteban Francés.

Entre los jóvenes artistas que empezaron a relacionarse con (y a inspirarse en) los veteranos maestros europeos (muy rejuvenecidos por la potente experiencia vital y visual del éxodo en el Nuevo Continente) había gente como Robert Motherwell, Jackson Pollock, William Baziotes, Gorki, Mark Rothko, Pousette Dart o Gottlieb.

La exposición muestra su trabajo mientras repasa etapas de gran convulsión histórica, con incertidumbres terribles: el periodo 1937-193, con el miedo al auge del fascismo en Europa; las obras del 39 al 41, con la ansiedad del exilio y la huida; las posteriores, marcadas por el impacto de la nueva vida...

En paralelo, se enseña la situación en Norteamérica: pintores jóvenes, casi sin referentes, en busca de identidad y nuevos caminos encuentran en el surrealismo una vía de experimentación libre: va a nacer un nuevo lenguaje artístico, a la vez individual y universal, que en los últimos cuadros se muestra en su conclusión final: el expresionismo abstracto.

Y, junto a ellos, los lugares -el taller de grabados Atelier 17, de William Hayter, la crucial galería Art of this Century...-, y por supuesto las personas que sirvieron de vínculo entre los artistas de uno y otro lado: Peggy Guggenheim, la galerista que mejor expuso a los surrealistas; el marchante Julien Levy...

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