El mayor y los valientes Martínez / Antequera, Castaño, Procuna Novillos de Pablo Martínez Elizondo, pobres de pitones; 1º, muy bueno, y los demás sin clase, destacando el 6º por su fuerza. Martín Antequera: pinchazo, estocada (oreja); pinchazo, estocada -aviso- (palmas). Jesús Castaño: estocada caída (oreja); cuatro pinchazos, estocada -aviso-, dos descabellos (silencio). Procuna: pinchazo, estocada, descabello -aviso-, descabello (palmas); pinchazo, estocada, cuatro descabellos -aviso-, descabello (vuelta). Plaza de Illumbe, 12 de febrero. III Encuentro Mundial de Novilleros. Media entrada.
Martín Antequera sigue de novillero con sus 28 años a cuestas. Son muchos años para andar de novillero. Eso parece.Ayer tuvo un novillo que poseía un pitón derecho para llevarle directamente a la alternativa. El torero estuvo bien, toreó con mucho temple y con mando, pero era un toro para haberle cortado las dos orejas. Se llevó una sola oreja y tal vez eso, que podía ser un éxito, se quedó en no tan buena calificación, insistimos, por la bondad de ese pitón derecho. En su segundo tuvo en sus manos una faena muy vulgarota, instrumentando derechazos y naturales, pero sin relieve. A contabilizar en su haber dos buenos naturales. Se puso demasiado pesado. Daba la sensación de que le estaban pagando a tanto el pase o, mejor dicho, a tanto el medio pase.
El joven Javier Castaño estuvo toda la tarde valentísimo. Tan valiente que a veces parecía que le estaba pidiendo al novillo que le revolcara, por favor. Por lo menos gusta ver a un muchacho que quiere ser torero, sin importarle lo que le hagan los toros. La faena de su primer novillo la inició con estatuarios muy quietos. Después llegaron los derechazos tejidos al hilo del pitón, naturales sin mandar y sin ligar. Lo compensaba con la valentía que le echaba a la faena, con pases a un milímetro de los pitones. Le dieron revolcones, como está dicho, pero el muchacho no se arredraba. Quiere ser torero.
El tercero de la terna se llama Luis Vital, y creemos que lo de Procuna le viene por el recuerdo de aquel prognato torero mexicano llamado Luis Procuna. Este torero portugués es un portento con las banderillas. Armó en sus dos novillos dos auténticos alborotos con los palos. Tiene muchas facultades. Posee mucho valor. Y después de prender los palos recuerda mucho a los forçaos portugueses, a la hora de andar muy cerca de la cabeza de los toros moviéndose de un lado a otro. Con el capote es muy vistoso y espectacular, además de tener un repertorio muy variado. En su primer novillo estuvo muy por encima de la falta de clase del animal. Lo hizo todo el torero. En su segundo fue al revés, no pudo con el ejemplar que le tocó en suerte, y se vio con dos volteretas mayúsculas. Toreó muy precipitado, sin dominar al toro, aunque hay que destacar algunos derechazos fabricados con largura.
A pesar del frío que hacía en la plaza, e incluso con una voz que pedía clamante y estentórea "¡cierra la puerta, Chopera!", la tarde tuvo el aliciente de ver a unos diestros con ganas de comerse los toros. De ahí que otra vez se dé el eterno caso de querer robar capotazos al toro que le ha tocado al compañero anterior.
La aclaración antedicha de pedir que cierre la puerta Chopera se refiere a que por ser una plaza cubierta, pero sin echar el cierre de lo que es la cúpula, entraba un frío espantoso. Por eso esa voz que solicitaba que cerrara la puerta, es decir, la cúpula, tenía una razón de peso. Al final, Chopera cerró la puerta. Y todos contentos. Pero, claro, eso ya ocurría cuando la corrida estaba boqueando.
Hay que considerar como muy positivo que en el mes de febrero, en un lugar donde no había toros desde hace 25 años, el público se acercara con tanto interés como si se tratara del mes de agosto, que es cuando hay corridas en todos los pueblos de España. Por eso, la afición donostiarra se merece un aplauso muy fuerte.
Babelia
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