La globalización agrada al arte Galeristas y creadores no ven peligro en la internacionalización del mercado
"Está habiendo un boom de arte internacional, pero es porque había una carencia", afirman las artistas y comisarias Ana Carceller y Helena Cabello. "Hasta hace diez años, o incluso menos, los únicos artistas que figuraban en el circuito global eran o bien anglosajones o bien alemanes, aunque a veces se colaba algún italiano o francés. El resto de países estaba fuera del circuito y, desde luego, un artista coreano lo tenía difícil. Había una necesidad de cambio, una demanda, y se ha roto también con el mito de que cada país tiene que tener una escuela propia. Ahora el lenguaje artístico es internacional y eso es bueno para el creador porque puede saltarse su propio entorno nacional y acceder a otros circuitos".Es algo que se palpa en Arco, en donde hace ya tiempo que, con algunas excepciones, resulta habitual que los artistas expuestos en las galerías tengan procedencias y nacionalidades muy diversas. El australiano Paul Greenaway, con galería en Adelaide, por ejemplo, presenta dos trabajos del artista iraní residente en Australia Hossein Valmanesh, centrados uno en la cultura iraní y otro en la cultura aborigen australiana. Al mismo tiempo, la artista australiana más conocida, la fotógrafa aborigen Tracy Moffat, tiene obras en la galería española Helga de Alvear, sala que, como muchas otras en este país, desde hace años tiene una programación internacional.
El buen momento que vive el arte australiano, que será país invitado en el 2002, tiene bastante que ver, explica Greenaway, con la celebración de la Bienal de Sidney, que ha permitido un mayor flujo de información y de artistas. Ha pasado algo similar en Estambul, en donde también se celebra una bienal de arte que ha permitido dar a conocer a los artistas locales. Un ejemplo es Bülent Sangar, que exhibe sus fotografías seriadas centradas en los problemas de la clase media turca en el Project Room de la Galería Nev de Estambul. "Intentar vender arte contemporáneo en Turquía es difícil, por no decir imposible, pero la bienal ha sido muy importante, sobre todo para los artistas que han podido entrar así en el circuito internacional", dice Haldun Dostoglu, director de la sala.
"Vivo en São Paulo, la tercera ciudad más grande del mundo", comenta Ana María Tavares, artista que en parte centra su trabajo escultórico en la deshumanización de los espacios de tránsito, como aeropuertos o estaciones, de las grandes ciudades. "Mi obra está ligada a una situación global, pero también me considero parte de la tradición crítica del arte contemporáneo brasileño, que siempre ha estado muy relacionado con el estadounidense y el europeo". Su galerista, Luciana Brito, señala la importancia que ha tenido en su país la histórica Bienal de São Paulo y considera que la globalización no es un problema. "Al contrario, es un hecho positivo", afirma. "Permite un mayor intercambio".
Finnbogi Pétursson, artista islandés que presenta dos obras cinéticas realizadas con aluminio en la galería i8 de Reikavik, explica que la mayoría de artistas de este país amplían sus estudios en Alemania y Holanda, y aunque algunos optan después por instalarse allí, la mayoría vuelven. "Hay mezclas e influencias, pero pienso que el arte islandés tiene aspectos diferenciales, sobre todo porque la presencia de la naturaleza en las obras es muy real", afirma. El movimiento de los artistas es cada vez mayor, de esto no hay duda. Aunque, afirma Richard Stewart, de la galería estadounidense De Chiara/Stewart, "muchos acaban viniendo tarde o temprano a Nueva York".
"Hoy los jóvenes son muy intercambiables y resulta muy difícil hablar de nacionalidades", comenta el galerista holandés Armando Parisi. Para la española Soledad Lorenzo, es algo lógico. "El arte es una expresión de una realidad social y es lógico que refleje lo que está pasando en el mundo", afirma. "Pero hay que tener en cuenta que una mirada superficial hace ver las obras iguales, pero cuando las conoces y profundizas se hace evidente que son muy diferentes unas de otras. No se puede confundir el soporte o la técnica con el arte en sí."
El profesor y teórico José Luis Brea considera que, efectivamente, en el arte hay una presión homogenizadora fruto de la globalización económica y cultural, "pero también hay procesos de resistencia y una voluntad ética de mantener un contacto con las propias raíces, que los artistas reflejan enfatizando su identidad cultural o de género sexual". En su opinión, lo que sí es realmente preocupante es "el proceso de conversión generalizado de todo tipo de cultura en cultura de masas".
Brea considera un buen ejemplo de esta visión crítica sobre la homogenización el vídeo que presenta la artista indonesia Fiona Tan en el Project Room de la galería holandesa Paul Andriesse. El filme, titulado Facing forward, es una revisión de nuestra mirada hacia otros mundos a través de la recuperación de antiguas fotografías y filmaciones procedentes de archivos coloniales que se grabaron en países "exóticos" para entretener al público europeo.
Babelia
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