"No he tenido más presencia en el interior de la UPV por miedo"
Durante los últimos cuatro ha vivido una situación paradójica. Ha sido uno de los incondicionales en los actos públicos de índole diversa fuera de los campus y sin embargo no se ha sentido libre para pasearse por las aulas, pasillos y cafeterías de su universidad. Es probablemente el gran nubarrón en el balance que Pello Salaburu Etxeberria (Arizkun, 1951) hace de sus cuatro años como rector de la Universidad del País Vasco (UPV). Se siente especialmente orgulloso de que la ciudadanía tenga una opinión de la UPV mucho mejor que años atrás. Rechaza dar consejos a quien le suceda, pero deja uno en el aire: "Si el que está aquí no es optimista...".Pregunta. Todo parece indicar que las del día 23 serán las primeras elecciones a rector de la UPV con tres candidatos. ¿Cómo lo valora?
Respuesta. Aunque gente de otras universidades ha manifestado su sorpresa, creo que es algo muy sano. Tengo la impresión de que ninguno de los que lo ha anunciado se presenta contra nadie. Creo que las relaciones entre ellos [Manuel Montero, Mari Carmen Gallastegui y Juan Ignacio Pérez] son buenas, civilizadas. Aunque cada uno quiere salir, obviamente. Pero no percibo la tensión de otras elecciones. Tienen un rasgo de normalidad que las anteriores no tuvieron.
R. ¿Esta Universidad se ha normalizado?
R. Está en camino. Creo que está por lo menos tan normalizada como la sociedad vasca.
P. Quienes le conocen dicen que desde que anunció su renuncia a la reelección está como niño con zapatos nuevos.
R. Sigo trabajando, pero la intensidad baja. Podría hacer ahora un avance de los presupuestos, pero me parece mejor que lo haga quien venga. Tengo un sentimiento ambivalente. Son muchos años dedicados a esta institución y dejar eso también cuesta. Aunque vuelva a dar clase, pesa.
P. Cuatro años de vicerrector y cuatro de rector. ¿Ahora qué?
R. Esperar a ver que, efectivamente, la firma del lehendakari está debajo de otro nombre. Y luego, a pensar qué hago con mi vida.
P. Tiene un año sabático.
R. En contra de lo que la gente piensa, el año sabático no es de descanso, sino de preparación para volver a la vida académica. Me dedicaré varios meses a prepararme, no sé si aquí o fuera.
P. A menudo se dice que los rectores están muy lejos de las aulas. ¿Hay algo que le haya dicho un alumno en estos cuatro años y que no olvidará jamás?
R. Me hubiera encantado haber aparecido mucho más por los centros, haber tenido más relación con los alumnos, haber tenido una presencia activa en el interior de la universidad. No lo he tenido por miedo. Las cosas como son.
P. ¿Miedo a qué?
R. Por miedo a las agresiones. Porque no ha habido vez en que yo haya ido a un centro y no se me hayan enfrentado algunos alumnos. Son un 1% o un 0,5%, pero es la realidad del país. Yo hubiera ido encantado a una clase a someterme a las preguntas de los alumnos. Pero he sentido miedo. ¡Y sigo sintiendo miedo! Si las posibles preguntas se transforman en gritos, en agresiones, no agrada. Hoy es el día en que todavía el rector de la Universidad del País Vasco, si manifiesta sus opiniones con libertad, tiene miedo.
P. Sólo el 30% de los vascos considera que el los estudios de la UPV se adecúan al mercado de trabajo. Lo dice un estudio publicado en el primer número de Campusa, la revista oficial de esta la universidad. ¿Le preocupa?
R. Ha elegido justamente lo más problemático en toda esa encuesta, que tiene cantidad de cosas positivas. Probablemente la percepción que tiene la sociedad sobre esa cuestión, como sobre las otras, es bastante acertada. Sí es cierto que aquellas enseñanzas dirigidas al mercado laboral -porque no todas lo están- se tienen que adecuar más a la demanda de empleo.
P. ¿De qué manera?
R. Siempre he dicho que los planes de estudio se tienen que reformar, que debemos formar personas capaces de adecuarse al mercado, de reciclarse. Y crear titulaciones más fácilmente adaptables a la cambiante demanda. Necesitamos un cambio de cultura interna: los planes de estudio no son para satisfacer apetencias de docencia de los profesores.
P. ¿Es todavía la Universidad un territorio de pequeños virreinatos?
R. Eso también esta cambiando. Aunque existen pequeños virreinatos con virreyes y virreinas son menos. Hoy en día hay mucha gente joven, formada fuera, que tienen una visión radicalmente distinta a la que ha habido aquí hace diez, 15, 20 años. En esa gente joven los virreinatos no funcionan para nada, lo cual no quiere decir que todos los profesores tengan que ser jóvenes.
P. ¿Qué hay que mejorar de manera prioritaria en la universidad española?
R. Los planes de estudio. Hay que hacer una reflexión conjunta, incluido el Ministerio [de Educación], para reformarlos y garantizar su aplicación. ¡No podemos andar cambiando de planes cada dos años!
P. ¿Qué ha sacado en limpio la universidad de la legislatura recién acabada?
R. Pues... no muchas cosas. En la primera fase [la de Esperanza Aguirre] no hubo actividad seria, perdimos muchas horas. El equipo de [Mariano] Rajoy tiene la virtud de ser muy sólido desde el punto de vista político, estés de acuerdo o no con él. Pero en lo negativo, ha puesto en marcha una serie de decretos con los que estoy en desacuerdo, porque atacan la autonomía.
P. ¿Por ejemplo?
R. Creo que el distrito único es beneficioso, pero puede desembocar en problemas técnicos. Pero lo que no se puede hacer bajo ningun concepto es sacarte de la manga decretos que son un ataque frontal a las comunidades autónomas y a la autonomía universitaria. Hoy mismo [el viernes] me ha sorprendido la noticia de que los rectores apoyan una selectividad común. Discrepo. Como universidad, me siento suficientemente mayor para elegir a los alumnos con las mismas garantías y oportunidades, pero no con el mismo examen.
P. ¿De qué capítulo de su gestión está más satisfecho?
R. Hemos desbloqueados muchas cosas que llevaban años paralizadas: el mapa de titulaciones, el plan de euskera. Y ahora sabemos exactamente cuál es la situación del profesorado, tenemos un plan plurianual [para infraestructuras], hemos aprobado el plan universitario. Y además la sociedad tiene una percepción mucho, mucho mejor de la universidad de la que tenía hace unos años. Incluso tiene a menudo mejor opinión que los propios universitarios.
P. ¿Qué consejo daría a su sucesor?
R. Ninguno. Si esa persona cree que le puedo echar una mano, se la echaré. Me retiraré de la vida pública universitaria, porque lo normal es que se me dijera: 'Usted ya tuvo su tiempo'.
P. Usted ha sido un rector muy explícito en política. Quien le suceda tiene un listón alto en ese sentido.
R. Yo soy como soy y me resulta muy difícil no manifestarme con total franqueza. Quien venga será como es. Sería muy malo que la sociedad le reclamara ser un clon mío. Sí me parece bueno que la universidad pese en la sociedad.
P. ¿Cómo ve la situación política?
R. Sigo viendo el futuro con preocupación pero con esperanza. El futuro de esta sociedad pasa por aceptar que el problema que tenemos no se va a acabar sólo con medidas policiales. Hacen falta también medidas de tipo político, que deben estar basadas en un consenso lo más amplio posible y en el respeto a lo que decidamos quienes vivimos aquí y a lo que hemos decididido, como decir sí al Estatuto, aunque quizá lo podemos cambiar. Los políticos, los gobiernos y ETA tienen que respetarlo.
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