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Todavía quedan 300 pararrayos radiactivos en la Comunidad

La Comunidad de Madrid conserva en sus edificios cerca de 300 pararrayos radiactivos, ocho de ellos en dependencias del Ayuntamiento de Madrid, según informa la empresa pública Enresa, que ha retirado 3.045 de estos dispositivos. Esta empresa, que retira gratis los pararrayos radiactivos siempre que lo soliciten por escrito sus propietarios, ha recibido hasta ahora 3.130 peticiones, de las que hasta el momento ha atendido 3.045.De las 85 unidades que aún no ha podido recoger pese a contar con la autorización de los propietarios, 26 son solicitudes recientes que serán atendidas en el primer trimestre de 2000, tres pertenecen al Ministerio de Defensa y 14 están pendientes de la negativa de los propietarios. Asimismo, 39 peticiones corresponden a propietarios que han pedido un aplazamiento de la intervención y tres solicitudes están pendientes de planificación por dificultades de acceso.

Además, se han detectado otros 209 dispositivos de este tipo para los que no se ha pedido retirada, por lo que Enresa ha enviado un escrito a sus dueños en el que les invita a solicitar la recogida.

Creencia errónea

El portavoz de Enresa, Jorge Lang-Lenton, explicó que "estos dispositivos se pusieron entre los años sesenta y setenta, y se basaban en la creencia de que la placa de americio 251 que tienen en la punta era capaz de ionizar el aire de su alrededor hasta el punto de atraer los rayos más eficazmente que los pararrayos convencionales". Lang-Lenton añadió que "la desproporción de fuerzas entre la pequeña placa radiactiva y la carga eléctrica de una nube hizo ver que no eran eficaces y, aunque tampoco eran peligrosos en los tejados y azoteas, sí pueden serlo si no están bajo control, al poder terminar en un vertedero donde alguien podría contaminarse".

Para evitarlo se elaboró un censo y se inició la retirada gratuita de los dispositivos, cuya lámina de americio es enviada al Reino Unido, donde la empresa Amersham Internacional lo reutiliza para fabricar aparatos de medida que necesitan de estas fuentes radiactivas.

Enresa recoge estos dispositivos estableciendo rutas por los lugares donde se ha solicitado su retirada, donde desconecta el cabezal radiactivo -el resto de la instalación, mástil y cable, es reutilizable- y lo lleva a un laboratorio tras examinar que la zona no ha quedado contaminada, para después separar la lámina de americio.

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