Un adelantado a su tiempo
José Luis Barros, célebre cirujano y hasta hace unos años jefe del servicio de cirugía del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, guarda en su nómina de pacientes una gruesa lista de escritores, como Alberti y Cela. Y cuando Max Aub vino de su exilio mexicano a España fue a este "republicano de izquierdas" a quien llamó.Vestido durante la entrevista con pantalón vaquero beige y polo negro, cuando iba a ser fotografiado recurrió a un truco que le transmitió Buñuel, con el que rodó, entre otras, El fantasma de la libertad y El discreto encanto de la burguesía: "Tú no mires nunca a la cámara, mira al cuadro".
Gran conversador, viajero impenitente y conocedor de varios idiomas que aprendió durante su formación en el extranjero, mantiene no sólo una vasta cultura clásica, sino un interés vital por lo inmediato.
Recuerda que todos los surrealistas se empaparon de filosofía ("Lacan admiraba muchísimo a Buñuel, ponía a sus alumnos la película Él"), música, arte y literatura. Y de Marx.
Barros relata cómo el director de Ese oscuro objeto del deseo sorteó con su buen oficio las penurias del exilio mexicano: "Se adaptó e hizo todo tipo de películas. Contaba que, al comenzar un rodaje, le solían decir: 'Luis, después de que Negrete cante una canción, te dejamos rodar un minuto sobre lo que quieras'. Y aún así, fue genial".
Descubre cómo el cineasta, capaz de aguantar impertérrito unas cuantas dosis de alcohol, fue un visionario. "Recuerdo una escena de La Vía Láctea (1968), en la que unos guardias civiles perseguían a unos ladronzuelos de jamones. Y uno de ellos era la viva imagen del 'heroico' Tejero. Cuando montó el 23-F le mandé enseguida a México a Buñuel unos recortes de prensa. Me contestó que, como siempre, se había adelantado a su tiempo".
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