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El Foro se rinde ante la 'nueva economía' de Internet

El Foro Económico Mundial concluyó ayer su trigésima edición consagrando la conversión indiscutida de la élite del capitalismo mundial al paradgima de la nueva economía. Concepto que resume una difusa idea de revolución económica a escala mundial, caracterizada por un crecimiento no inflacionario de larga duración, gracias a los incrementos de productividad derivados de la aplicación masiva de las nuevas tecnologías de la información.El tótem de este nuevo paradigma es Internet, red a la que ya están conectados 200 millones de personas en el planeta, y su paraíso palpable reside en Estados Unidos, que en el Foro de este año ha demostrado más que nunca su dominio incontestado del discurso y la práctica de la globalización. A pesar de la rotundidad con que en Davos se ha abrazado la nueva economía, los economistas aún se resisten a patentarlo como concepto seguro con el que poder entender lo que está ocurriendo.

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A pesar de la satisfacción y el inmoderado optimismo que ha reinado durante los seis días del Foro, algunas incógnitas siguen sin despejarse. La que ha generado más honda preocupación entre los congregados en los Alpes suizos ha sido la reacción contra la globalización, cuya consecuencia más visible fue el fracaso de la ronda de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de Seattle.

Todos los que han intervenido han asociado la continuidad del crecimiento económico a una mayor liberalización comercial, pero tal y como afirmó el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, esto no será posible sin tener en cuenta a los críticos, sin concretar de una vez la tan gastada idea del rostro humano de la globalización. Algo que, también en Davos, han reiterado los líderes sindicales más importantes del planeta.

Otra gran incógnita, en este caso mucho más concreta, se refiere al estado de las bolsas y, en especial, al boom de los nuevos valores tecnológicos en Wall Street. En una encuesta en directo realizada ayer mismo entre los asistentes a Davos, un 69,9% respondió afirmativamente a la pregunta de si consideraba que el actual nivel de esos valores permitía hablar de burbuja. Casi el mismo porcentaje que el año anterior.

A pesar de ello, en otra consulta realizada el día anterior durante un seminario sobre mercados de valores, un 62,8% reconoció invertir en Bolsa más que hace tan sólo dos años. Esta paradoja podría explicarse porque, también ayer, el 97,7% apostó a favor de que el mercado de Internet será más grande que el de los ordenadores personales.

Según el presidente del Softbank Corporation de Japón, Masayoshi Son, la capitalización bursátil de este último sector es de seis billones de dólares (más de 1.000 billones de pesetas), mientras que la de las empresas de Internet es de tan sólo un billón de dólares (170 billones de pesetas), lo que indicaría las enormes posibilidades de desarrollo de estas últimas. Dirigiéndose a la audiencia, Son les dijo que "en realidad ustedes están diciendo que no hay burbuja, sino un sector con enormes posibilidades futuras".

Siguiendo con las encuestas una gran mayoría de los ejecutivos, el 76,7%, continúa realizando sus operaciones mediante los canales tradicionales.

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