_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Destripador

Manuel Vicent

Un amigo mío llamado Zambombo el mismo día en que se le impuso una medalla por haber salvado a tres niños en una riada con gran riesgo de su vida, durante el banquete de homenaje se embriagó; a los postres en medio de la alegría hubo una discusión y Zambombo de un botellazo le rompió la crisma a su vecino de mesa. Esa noche durmió en la cárcel con el pecho condecorado. Si el alma humana fuera un guiso sería una olla podrida, un plato muy suculuento. Cuando esta olla es sometida a mucha presión su usuario pasa directamente del llanto a la carcajada, de la blasfemia a la oración, del navajazo al acto de misericordia como cualquier personaje de Dostoyeuski. Si pillaras a Jack el Destripador en un buen momento sentado a la sombra de los plátanos leyendo a Walt Whitman y te acercaras a felicitarle por su última acción, tal vez este asesino sonriendo te daría las gracias: esa misma mañana con un reflejo imposible de controlar había tendido el brazo para salvar a una vieja que estuvo a punto de caerse en una zanja. Como la noche anterior Jack también había destripado a una chica puede que él no distinguiera por cual de las dos hazañas era felicitado. Rezar blasfemando, llorar riendo , acuchillar a un prójimo mientras le pides perdón son trances del espíritu que forman un solo nudo. Como hipótesis de trabajo hay imaginar a san Francisco de Asís tratando de aparcar el coche al final de un día aciago. Ha dado cien vueltas a la manzana, por fin alguien deja un hueco, pone el intermitente, espera con educación, pero de pronto viene un listo, se cuela, le birla el sitio y encima se ríe. ¿Imaginaba usted que san Francisco de Asís llevaba una pistola en la guantera? Pues la llevaba. Quien se crea un buen escritor debería explorar todas las consecuencias. A la víctima y al verdugo, al héroe y al cobarde todo el mundo los lleva superpuestos en el hígado instituidos en un solo monstruo que a veces asoma desnudo en público. En el juicio por unos crímenes de Estado el testigo de la acusación murió de infarto en mitad de la declaración: varios acusados de asesinato se levantaron del banquillo para auxiliarle impulsados por un resorte eléctrico. Este reflejo condicionado que algunos llaman instinto de conservación es un fluido que une a todos los humanos. Jack el Destripador a la sombra de los plátanos leía este verso de Walt Whitman: no hay un átomo de mi cuerpo que no te pertenezca.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_